martes, 31 de marzo de 2009

Desierto de ideas?

En Venezuela las ideas parecen brillar por su ausencia...

Del lado del oficialismo, se habla de socialismo del siglo XXI, pero el debate para definir el contenido de esa propuesta es reemplazado por los destellos mediáticos del líder único e irremplazable del chavismo. Basta cualquier ocurrencia lanzada sin reflexión por Hugo Chávez para que sus subordinados empiecen a trabajar laboriosamente en justificar la idea e integrarla al arsenal ideológico del socialismo del siglo XXI. Cualquier idea que no venga del vértice de la pirámide jerárquica no tiene ningún valor hasta que el líder máximo le de su bendición.

Del lado de la oposición, sólo se oyen los mismos clichés políticos (la importancia de la buena gerencia o de la democracia) o copias malogradas del discurso social del chavismo (alabar las misiones o proponer mantener prácticas populistas). Dada la diversidad de los actores que integran la oposición, que se distribuyen por casi todo el espectro político, se esperaría un acalorado debate que no sólo se limitará a tratar sobre los aciertos o desaciertos de Chávez, pero este no parece terminar de ocurrir.

Se escuchan tímidas referencias a congresos ideológicos de los partidos, pero no se escucha ni un murmullo que provenga de estos. Pareciera que no hay interés en debatir la cuestión fundamental: Cómo hacer que las instituciones democráticas en Venezuela respondan eficazmente a las necesidades de los ciudadanos. Esta discusión incluye un debate sobre el fracaso de la IV República en atender las demandas de la población y la incapacidad del sistema actual en responder a esas mismas demandas de forma eficaz.

Los consejos comunales son una buena idea, pero es una idea que ha sido implementada pobremente. Estos consejos estan integrados por personas con buenas intenciones, pero que no cuentan con apoyo técnico ni profesional de parte del gobierno para cumplir sus tareas. La falta de coordinación entre estos distintos consejos y el gobierno dificulta la resolución de problemas que requieren una visión más amplia que la que permite un consejo comunal, como puede ser por ejemplo la vialidad o el suministro de agua y otros servicios a sectores que los requieren.

Más allá de las deficiencias en la implementación de estos consejos, se teme que estos podrían convertirse en una coartada del gobierno central para eliminar al único contrapeso poderoso que tienen los ciudadanos para defender su intereses locales del gobierno central, como lo son los niveles medios de gobierno: alcaldías, gobernaciones y cuerpos legislativos locales.

* * * * * *

La democracia venezolana jamás ha sido perfecta. Quizás nunca lo sea. Pero no tenemos otra alternativa que seguir trabajando en su perfeccionamiento.

En estos momentos, la incapacidad de nuestras instituciones democráticas para responder a las necesidades ciudadanas pareciera pasar a un segundo plano cuando nuestra democracia ha degenerado en un sistema que en el mejor de los casos se puede describir como tiranía de las mayorías.

No obstante, es necesario que al mismo tiempo que se discuten los riesgos que afronta nuestra democracia bajo un líder autocrático, se lleve a cabo una discusión de los problemas estructurales de nuestro sistema democrático que nos han llevado a esta situación.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Chávez enmienda la plana al pueblo

Con Chávez manda el pueblo, pero no
hay que olvidar que
Chávez es el pueblo

Pensaba hacer una presentación sobre las razones por las que un gobierno descentralizado favorece a la democracia. Sin embargo, considero que es necesario atender el punto en cuestión en este momento, que es el atentado a la constitución propuesto por la reforma a la ley de descentralización.

El artículo 164 de la constitución señala:

"Es de la competencia exclusiva de los estados:
[...]
10. La conservación, administración y aprovechamiento de carreteras y autopistas nacionales, así como de puertos y aeropuertos de uso comercial, en coordinación con el Ejecutivo Nacional" [1].

El gobierno arroja una serie de argumentos, que aquí revisaré, pero al final todo es sobre dinero:
"En el estado Zulia, para el 2009, se estimaba recaudar 30 mil millones de Bs. F, por concepto de tasa aeroportuaria, unidades de aviones que aterrizan y concesionarios del Aeropuerto Internacional de La Chinita. El Instituto Autónomo del Puerto de Maracaibo, recaudó el año pasado Bs. 20,4 millones por impuestos de muelle, cantidad que se estima mayor para el 2009" [2].

Cuáles son los argumentos esgrimidos por el gobierno para hacerse con el control de puertos?

1.La descentralización de las regiones es una conspiración para dividir al país
Las leyes de descentralización estaban vigentes desde 1989, incluso fueron revisadas en 1999, pero ahora es que se dan cuenta que son parte de una conspiración imperialista. Si pretenden usar la situación de Bolivia como advertencia, es conveniente recordar que a diferencia de Bolivia, Venezuela es un país sin antecedentes de separatismo. Que cuatro zulianos hablen pistoladas al respecto, no quiere decir que sea el sentir del pueblo zuliano, como tratan de hacer ver algunos chavistas.

2. Los puertos, puentes y aeropuertos son puntos estrátegicos en el plan de defensa nacional
Las declaraciones de cierto diputado indicando que hace falta controlar el puente sobre el lago (Rafael Urdaneta) para poder asegurar las batería antiaereas me hacen sentir vergüenza por su ignorancia en materia geopolítica. EEUU está demasiado comprometido militarmente en Irak y Afghanistan para siquiera considerar un ataque militar a Venezuela. De hecho, si los proyectos energéticos EEUU-Brasil prosperan, Venezuela pasará a un segundo o tercer plano como proveedor energético de EEUU. Esta ridícula paranoia me recuerda a los anuncios ante la INMINENTE invasión norteamericana del diputado Isea de hace ya 3 años. No puedo evitar preguntarme si será que nos ven cara de pendejo.

2. Los puertos eran nidos de contrabandistas y el narcotráfico
Lo curioso es que uno de los puertos con la peor reputación por ser un importante puente del narcotráfico es Puerto Cabello, el cual estaba hasta hace 3 meses bajo el control de un gobernador del chavismo. Este nunca ha sido investigado o imputado por ninguno de estos crímenes. Más curioso aún es el hecho de que las labores de seguridad y lucha contra el contrabando de todos los puertos y aeropuertos están bajo el control del SENIAT y de la Guardia Nacional, instituciones dependientes del gobierno central. Curioso que se acuse a los gobiernos regionales por la negligencia del gobierno nacional.

3. Las autoridades regionales han retado al poder nacional
La hegemonía parece ser la obsesión fundamental del gobierno. Ideas que persiguen solucionar los problemas de los ciudadanos (regulación de vehículos en zonas de alto tráfico y creación de canales de contraflujo, etc) han sido torpedeadas por un gobierno nacional que no ofrece alternativas de solución. No se trata de solucionar problemas, se trata del control del poder. Para qué? No lo sé. Las autoridades regionales deben contar con la libertad para responder a las necesidades de los ciudadanos que los eligieron, sin que ninguna autoridad nacional entorpezca esta en nombre de una soberanía que no está en cuestión.

4. Se trata de corresponsabilidad entre los gobiernos regionales y el gobierno nacional
Bueno, creo que ya indique en el punto 2 y 3 la incapacidad del gobierno nacional para atender sus responsabilidades. Sin embargo, vale la pena recordar como Chávez, luego de 10 años de gobierno, apenas recientemente ha descubierto la existencia de huecos en las calles de Caracas. Si las autoridades del gobierno central no se toman la molestia de cuidar las calles por las que circulan a diario, que pueden esperar las regiones remotas del país, por donde estas autoridades no se asoman ni una vez al año?
Si se trata de coordinación entre el gobierno central y regional, los diversos gobernadores opositores han manifestado su disposición a trabajar con el gobierno central, que sólo se ha limitado a desconocer y quitar atribuciones a estos gobiernos, no por el bien del país, sino para obtener la hegemonía del poder.

Parece que si el pueblo se equivoca al elegir a las autoridades regionales, Chávez, la "encarnación del pueblo", se atribuye la potestad de corregirle la plana.

Sin lugar a dudas, con Chávez manda el "pueblo"...

[1] http://www.constitucion.ve/documentos/ConstitucionRBV1999-ES.pdf
[2] http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/27323/la-toma-de-puertos-privara-de-millones-de-bs-a-las-gobernaciones/

martes, 17 de marzo de 2009

Chávez - Manual de Instrucciones II

Hablamos de un político que no decide sobre la base de estrategias planificadas. Chávez no es un estadista frío y calculador, adolece de la paciencia que esto requiere. Es impulsivo y resuelve los conflictos haciendo caso a sus emociones; con lo cual también encarna un estilo profundamente venezolano sustentado en el "ir haciendo como vamos viendo." No quiero que parezca que sugiero que prestar atención a lo emocional es inconveniente. Por el contrario, el terreno afectivo suele estar exiliado de la práctica política, a pesar de que le agregaría flexibilidad y honesta cercanía a la población. El problema en nuestro caso es que la gestión ejecutiva siga unilateralmente cualquier "corazonada" que se le presente sin reflexionar, hilvanando una administración caprichosa y caótica. Otra cara del exceso de impulsividad emotiva es la explotación del sentimentalismo o la cursilería, que conduce a la manipulación de las circunstancias adversas de algunos sectores populares para provecho político. Lo que más sencillamente llamaríamos populismo.

En la misma línea, debemos admitir que el presidente Chávez ha tenido una honesta conexión consigo mismo, cuando menos parcialmente, cosa que podemos considerar poco frecuente en el ámbito político. Ha pactado y cedido pocos elementos que considere importantes, siguiendo casi por completo sus deseos. A quienes ostentan una posición de poder los cambios de opinión les significan un costo en su popularidad; sin embargo Chávez no ha tenido mayores reparos en cambiar varias veces de postura. Su devenir siempre ha sido más o menos caprichoso, y las cosas le han salido bien utilizando ese método. Con sus reiterados antecedentes exitosos es seguro que seguirá este camino en el futuro.

Otra de las características que le describe es un elevado y constante nivel de angustia. Lo notamos en su necesidad de explicarse públicamente durante jornadas completas, redundando y dando vueltas a los mismos puntos, sin ningún objetivo aparente además de lograr algún alivio para su desbordante inquietud. Nadie habla tanto gratuitamente

Pero en las situaciones críticas un elemento atípico se despierta en su interior. Una especie de calma que le ayuda a centrarse y moverse con una sensatez iluminada, en conexión con el colectivo y la historia. Encontramos ejemplos de estas ocasiones cuando le sacaron del poder o cuando fracasó estrepitosamente en el golpe de estado que intentaba liderar. En momentos de naturaleza crítica y decisiva adquiere cierta conciencia histórica y adopta una postura orgullosa que enamora a sus seguidores y desespera a sus opositores.

Su conexión con la gente es un invaluable activo político con el que cuenta, y es de naturaleza estrictamente emocional. La contraparte de este beneficio es la pesada carencia de claridad en las ideas; para compensarla se rodea en lo posible de importantes personajes de carácter intelectual: Luis Miquelena, Fidel Castro, José Vicente Rangel o Jorge Rodríguez. En ocasiones uno sólo no es suficiente, dado lo desbordante de su impulsividad y lo imprescindible que se le hacen control y guía externa. Esto lo ilustran ya no la forma y extensión de sus discursos, sino su contenido claramente desenfrenado y de tono innecesariamente altivo. Su esfuerzo por ser "el arrecho del barrio" o el "gallito" le hace ganar infinidad de adeptos en todos los sectores de la población, quienes le consideran espontáneo, sincero, poco protocolar o sienten la descarga vicaria de su propio malestar, frustración y rabia contenida. Chávez, mal que bien y sin saberlo, libera este malestar general con fuerza cada vez que puede.

De cualquier manera ha aprendido a disfrazar sus caprichosos deseos, esencialmente estéticos, de objetivos políticos convenientes al país, que aparentan formar parte de un proyecto preconcebido para la construcción de una nación casi desde sus cimientos.

Es un enamorado de ética y estética izquierdista. No es casualidad que la misma sea ante todo sea heroica y sacrificada. Pero es evidente que no entiende más que pinceladas de sus preceptos, a juzgar por las consecuencias del socialismo del siglo XXI en Venezuela: corrupción de niveles desconocidos (aún para los venezolanos que podríamos tener varios record en este sector), el nacimiento de una nueva oligarquía todo poderosa y celosamente monopolista, y el signo más claro de un capitalismo de estado desordenado: un nivel de consumo general nacional estratosférico y siempre creciente, aún en artículos considerados lujosos, raros o esnobistas, especialmente alto en las nuevas y viejas cúpulas económicas, cada vez más distanciadas de la realidad social de buena parte de la población.

El discurso socialista tiene una importante historia en Latinoamérica, con lo que Chávez de aleja de cualquier posibilidad de vínculo con el enemigo número uno por decreto presidencial: Estados Unidos. La retórica conservadora norteamericana es en cierto modo heroica también, pero es muy difícil apreciarla gracias al banal heroísmo que exportan a través de Holywood y a los insensibles desaciertos en política exterior que han cometido en los últimos años. Es difícil apreciarlo sobretodo siendo foráneo, Chávez posiblemente sea el más foráneo de todos y tampoco está demasiado interesado en esforzarse por entender lo que supone ajeno y peligroso.

El socialismo-comunismo es el nicho perfecto para protagonizar el guión de la resurrección: ideales agonizantes, con protagonistas oxidados y consignas que pocos entienden. Es el caldo ideológico perfecto para que Chávez encarne el nuevo redentor que resucitaría viejas ideas "renovada", "democrática" y "efectivamente", al menos según su visión del socialismo del siglo XXI. Escribiría así su nuevo testamento y quedaría coronado como el salvador de los débiles: el nuevo Mesías.

viernes, 13 de marzo de 2009

Chávez - Manual de Instrucciones I

Para ubicarnos en circunstancias semejantes a la que me gustaría que nos aproximásemos imaginemos una familia que compra algún aparato importante del hogar, como una lavadora.

Al cabo de un tiempo algunos miembros notan que su ropa no está limpia, otros aseguran que la lavadora funciona mejor que otras que han tenido anteriormente o que la de los vecinos. Con el tiempo las diferencias se hacen más intolerables; un sector familiar desea devolver el aparato, mientras el otro desea quedárselo más tiempo incluso de lo que conservarían cualquier electrodoméstico, tal vez para siempre.

La familia está cada vez más deteriorada. No sabemos si la razón es el aparato o el maltrato que han padecido las relaciones a partir del conflicto. Finalmente revisamos las instrucciones de uso de la supuesta lavadora. Misteriosamente no encontramos un simple manual, sino un rompecabezas.

Para quienes no estamos conformes con el producto, porque lo consideramos más dañino que beneficioso, nos queda la opción de armar el rompecabezas y tratar de entender la supuesta lavadora. No podemos devolverla porque una parte de nosotros está encariñada con ella, a pesar de que la ropa sucia se acumula. Entonces probablemente una de las cosas más sensatas que podemos hacer sea dedicarnos a desvelar "El Misterio Chávez", descubrir cómo se arma el rompecabezas, en la búsqueda de alguna clave para avanzar en un sentido productivo, en lugar de limitarnos a lamentar nuestra suerte.

Dos de las muchas características relevantes en el modo que tiene Chávez de influir popularmente son el exceso de polaridad y la movilización de elementos sombríos. Quiero subrayar que no me refiero ahora a características de la persona de Chávez, sino al efecto que tiene sobre el colectivo nacional. La combinación de ambas peculiaridades desencadenan importantes procesos en la población, muchos de los cuales son autónomos e inconscientes. Estas dos características y las consecuencias de su combinación deben ser comentados, para eludir las ambigüedades que suelen aparecer al tratar este tipo de temas.

Con exceso de polaridad me refiero a la dificultad para vislumbrar, concebir o ubicarse en la zona del punto medio de un continuo, es decir, la espontánea preferencia por alguno de los polos y el rechazo lapidario del contrario. Es un proceso bastante frecuente en fenómenos masificados. Estoy seguro de que podremos recordar ejemplos en la historia política mundial, en el que un grupo se ubica en uno de los polos existentes y descalifica al opuesto, dejando poco o ningún margen para el diálogo. No es la primera vez que escuchamos que Chávez ha sido un elemento polarizante de la sociedad venezolana, creando diferencias donde no las había y extremándolas hasta blindar la posibilidad de reconciliación. Dudo que un líder pueda "crear" diferencias de la nada, los líderes canalizan, eficientemente o no, vivencias populares que reclaman expresión. La polarización se refleja entonces, en la imposibilidad de oficialismo y oposición para reconocer la validez del otro. La distancia psíquica entre nosotros es tal que sencillamente no nos vemos, escuchamos o entendemos.

Es sobre esta estructura que los fenómenos de proyección sombría germinan, casi siempre revistiendo serios peligros. El tema de "la sombra" es extenso e inabarcable en estas líneas, de manera que cabe especificar a qué me refiero en este caso y por qué resulta relevante, haciendo uso de simplificaciones que serán siempre tan limitadas como necesarias. Una esquematización válida podría remitir lo sombrío a la experiencia de la enemistad. Funcionalmente hablando el individuo o colectivo identifica en "el otro" aquello que menos acepta de sí mismo, vertiendo su odio sobre la imagen del enemigo, así como la responsabilidad de la mayoría o la totalidad de sus males, y muchas veces suponiendo que la aniquilación de la sombra traerá la libertad, la felicidad o la recuperación de algún paraíso perdido. Apreciamos como la polarización y la proyección de elementos sombríos pueden encadenarse: se distancian aspectos o sectores incómodos y luego se embisten de un tono afectivo negativo, haciéndoles culpables de toda calamidad. Recordemos que resumimos al máximo intrincados procesos para hacerlos transmisibles, la realidad siempre es más colorida y compleja.

En términos cotidianos es lo que hemos experimentado al sentir que Chávez facilita que sus adversarios le vean como la encarnación del mal; y que quienes le apoyen conciban a sus contrincantes a su vez como demonios.

Dudo que se trate de una estrategia política planificada y conciente. Pero con esto entramos al comentario de algunas de las características de Chávez como figura publica, tema que desarrollaremos en la próxima entrega.

martes, 10 de marzo de 2009

libre mercado vs. democracia

La democracia está sustentada sobre un principio básico, la igualdad política de los participantes. No obstante, diversos estudiosos y críticos de la democracia afirman que esta igualdad no se da en la práctica, pues aunque todo ciudadano tiene derecho al voto, la influencia política no está distribuida por igual.

Una persona con bastos recursos económicos o contactos políticos puede ejercer una influencia en el gobierno que un ciudadano común no puede. Una persona que haya financiado la campaña política de un candidato ganador, o una persona con recursos ecónomicos para contratar una empresa de lobby, obviamente tiene mayor peso en la agenda política que un ciudadano común.

Se señala, en parte correctamente, al libre mercado como el responsable de la desigualdad política. Y es que el libre mercado, sumado a factores aleatorios, trae como consecuencia que haya personas que acumulen riqueza mientras que otros apenas tienen para subsistir. El libre mercado divide al mundo en ricos y pobres o, en términos políticos, en ciudadanos de primera y de segunda clase.

Dado que el libre mercado atenta contra el principio de igualdad política, no debería entonces eliminarse el libre mercado? No sería esa la solución?

Podría verse así, sólo que la única alternativa que existe al libre mercado es el socialismo. El socialismo promete una sociedad en donde existe igualdad económica y, como consecuencia de ésta, igualdad política. Pero eso sólo ocurre en la teoría, porque en la práctica, el sistema socialista nunca ha cumplido con su promesa de la igualdad económica, y mucho menos, política.

Pero que sucede con el socialismo tan eficiente de los países europeos? Que más allá del nombre, lo que practican no es socialismo. Es un sistema capitalista de libre mercado, democrático, en el que el estado se compromete a proveer un estándar mínimo de vida mediante la redistribución de los ingresos, pero respetando siempre el libre mercado.

Y no es posible reformar el socialismo y adaptarlo a la democracia? No, porqué el socialismo es un sistema político económico. No se puede mezclar con democracia. Por qué? Porque, de la misma forma que el sistema capitalista está condenado a vivir con el lastre de la desigualdad económica, el sistema socialista está condenado a vivir con el lastre que representa el sacrificio de las libertades del individuo.

A diferencia de la democracia, donde la libertad del individuo es una consecuencia natural, el socialismo real impone la idea de que el bienestar común - un principio que se interpreta según la voluntad de quien detenta el poder - es más importante que la libertad personal. Si lo mejor para el bienestar común es que Ud. vaya a sembrar papas, entonces Ud. se irá a sembrar papas. La sociedad - o el estado en la práctica - se impone sobre el individuo.

Y sólo basta mirar la historia de Cuba, China o el bloque soviético para ver estas verdades. La primavera de Praga de 1968 no es más que una pequeña muestra de la aniquilación de las libertades invididuales llevada a su conclusión lógica. Y es que el modelo político-económico socialista no puede co-existir con un sistema de libertades individuales como la democracia.

La democracia, si se quiere, puede verse como esa muchacha bonita, y al libre mercado como la amiga antipática de aquella. Si queremos estar con la muchacha llamada democracia, tenemos que soportar a su amiga antipática. No nos queda otra opción.

Dadas las anteriores experiencias socialistas, es fácil darse cuenta que los planes actuales del gobierno [1] están condenados al fracaso. Esperemos que el país esté en la capacidad de despertar del delirio socialista antes que sea demasiado tarde, y que retome el camino de la democracia.

[1] http://www.eluniversal.com/2009/03/09/eco_art_gobierno-apreto-el-a_1295647.shtml

lunes, 9 de marzo de 2009

ideología o ética?

Una creencia común entre los partidarios del chavismo es que la preparación ideológica en el socialismo es fundamental para que el país progrese. Esta idea, inspirada en aquella idea de "el buen salvaje" postulada por Rosseau, no es más que parte de la utopía socialista y su sue­ño de "el hombre nuevo".

Lamentablemente, ese "hombre nuevo" brilla por su ausencia entre los líderes de la revolución. Si no, como se justifican sueldos exhorbitantes o la exhibición de riquezas desmedida entre la familia y personas cercanas a Hugo Chávez?

Una persona común que verdaderamente cree en el gobierno, dirá que esas personas no son socialistas, sino oportunistas. Y que precisamente esas personas actúan así porque carecen de una verdadera preparación ideológica. Que si tuvieran una verdadera preparación ideológica, no se lucrarían sino ayudarían a los pobres.

Los socialistas crítican ferozmente a la Iglesia porque son una parte del sistema opresor, y cuestionan la verdad de sus doctrinas, al tiempo que proclaman al socialismo como la verdad suprema, La Verdad. Al preguntar en una ocasión a un chavista si tenían un Verdad-ómetro que le permitiera reconocer que la verdad socialista es La Verdad, este alegó que los cambios que el logra como voluntario en las comunidades pobres son su evidencia de que el socialismo es La Verdad. Su trabajo comunitario es loable, pero no es muy distinto al de cualquier grupo de voluntarios de la iglesia cristiana, grupo que lo hace por razones totalmente distintas. Entonces la iglesia cristiana es también La Verdad? La ideología se parece a una bicicleta, en la que si no se pedalea , se corre el riesgo de caer de lado.

El problema no es la ideológico. No tengo que tener una fuerte formación ideológica para darme cuenta que cometer actos de corrupción o cobrar sueldos exhorbitantes del estado en un país pobre está mal. Para ver eso no hace falta ser un socialista convencido. Sólo hace falta ética.

Y es que el requisito fundamental para un buen gobierno no es la ideología, es la ética. Y eso es algo que brilla por su ausencia en este gobierno. Magistrados del TSJ con expedientes bochornosos y rectores del CNE "imparciales" que son premiados con la mismísima Vice-Presidencia de la República son sólo muestras de lo decadente del ambiente moral que se respira dentro de este gobierno.

Es hora de dejar de lado el debate ideológico estéril y empezar a exigir que se inicie el debate ético que se requiere para poder construir un país próspero y justo.

sábado, 7 de marzo de 2009

porque empresarios somos todos

Las recientes medidas de ocupación y expropiación de distintas empresas de alimentos son un mal negocio, no sólo para el sector empresarial, sino para todo el país. Desgraciadamente, esto no resulta evidente para todos y la forma en que los medios de comunicación lo han expuesto no hace llegar este mensaje, luciendo como defensores de los intereses de los empresarios más que del bienestar general.

Y es que los esfuerzos comunicacionales se han limitado a decir que esta medida es un atentado contra la empresa privada y que causará escasez en un futuro. Pero, acaso no se sufre de escasez desde hace tiempo? Quién haya tenido que comprar caraotas, papel toilette y aceite puede dar testimonio de la escasez de estos productos. Si se habla de la leche, el arroz o el ketchup, los productos regulados ha sido sustituidos por variantes no regulados. Arroces saborizados, ketchup condimentado y yoghurt son la única alternativa que tiene el comprador. Es difícil sentir solidaridad automática con el empresario que parece poco interesado en el consumidor.

Ante esta realidad, la amenaza de una futura e hipotética escasez es la menor de las preocupaciones del venezolano. Después de todo, que diferencia abría con la situación actual? Una ausencia total del producto? Está opción parece al consumidor como remota e incierta, pues nadie parece saber cuando se sucederá. Cuando empezará a sentirse esa escasez total? dentro de 3 meses? dentro de un año?

Mientras los medios se empeñan en anunciar un apocalipsis de fecha no determinada, el gobierno juega a ser Robin Hood, arrebatando a los malvados empresarios la comida que le negaban al pueblo. Para una persona que no conseguía arroz regulado, que puede tener de malo que tomen las instalaciones de Arroz Primor o Arroz Mary? Acaso a la persona le importa que el empresario pierda dinero? No. Menos aún le importa que el empresario sea una buena o mala persona. O que el gobierno tenga la razón. Lo que le importa es que el arroz regulado apareció.

Los empresarios no tienen que ir más allá de sus plantas de producción para darse cuenta que no gozan de la simpatía popular. Decenas o cientos de sindicatos chavistas dentro de las empresas privadas sueñan con el día en que les quiten las empresas a los dueños y se las den a ellos.

Poco importan los miles de empleados, la labor social o el compromiso con el pais. Poco importa que los empresarios pierdan dinero. Menos aún importa una hipotetica escasez a futuro. Lo que importa es que, al menos por ahora, se consigue el arroz que estaba desaparecido

Ante este agreste panorama, cuales son las opciones de los empresarios?

La vía judicial no luce como una alternativa prometedora, dado el control del poder ejecutivo y los antecedentes de decisiones judiciales del Tribunal Supremo que han permitido al gobierno apropiarse y utilizar instalaciones bajo la coartada de la "utilidad pública". Ese fue el caso con el canal privado RCTV, al cual le quitaron sus antenas de transmisión sin que hasta la fecha hayan recibido compensación por ello.

La convocatoria a un paro general queda descartada, dados los antecedentes de paro de 2002. Un paro daría una excusa al gobierno para expropiar las empresas, sin que eso se traduzca en un justo pago para los empresarios. Un paro tampoco sería bien visto por la ciudadanía, quienes hasta podrían ver las consiguientes expropiaciones como una necesidad.

A partir de aquí, las opciones lucen menos viables. No obstante, se hace necesario buscar rápido una respuesta apropiada a este ataque del gobierno, porque a medida que la situación económica del gobierno se haga más crítica, este tipo de medidas serán más frecuentes.

Parte de una estrategia apropiada ante las decisiones arbitrarias del gobierno debería comenzar con las empresas intervenidas explicando, con cifras en las manos, la verdadera situación financiera de la producción, así como los efectos nocivos de los precios congelados y el control cambiario.

Otro paso necesario es hacer entender al ciudadano que todos somos empresarios y estamos expuestos a este tipo de medidas. Para esto resulta sumamente conveniente la campaña de regulación que se ha anunciado contra las areperas. Después de todo, si hoy regulan las areperas, que impedirá que el día de mañana obliguen a la señora que vende arepas en la esquina o en su casa a venderlas al precio regulado?

Y si hoy es contra la señora que se resuelve vendiendo arepas, mañana podría ser contra el que tiene su puesto de teléfonos, contra el taxista o contra dios sabe quien. Porque después de todo, empresarios somos (o podemos ser) todos.

Es necesario, en medio de esta batalla por la defensa de la empresa privada, ganar el apoyo de los ciudadanos. Mientras esto no ocurra, será muy difícil contrarrestar la maquinaria judicial y propagandística de gobierno.

miércoles, 4 de marzo de 2009

¿Quién está atravesando qué cosa?

“A través del abismo.” Millones de venezolanos festejaron con alegría que se aprobara el contenido del referéndum constitucional del pasado quince de febrero. La reelección indefinida de varios puestos públicos permite, es una opinión, la continuación de un proceso de cambios sociales y políticos con los cuales están satisfechos. Millones de venezolanos se sintieron decepcionados y lamentaron que se aprobara el contenido del mismo referéndum. La reelección indefinida permite, es otra opinión, una reinterpretación constitucional que deshace cualquier garantía contra el anquilosamiento de puestos públicos, y por ende, las políticas que desde tales puestos se articulan. Asimismo, y más importantemente para dicha opinión, la continuación de una serie de cambios políticos y sociales con los cuales no están satisfechos, sobremanera porque ni se están llevando a cabo para ellos, ni se les ha tomado en cuenta sus opiniones al momento de articularlos.

Los millones que están felices y satisfechos llaman lo que sucede desde hace diez años una “revolución.” Los millones que están preocupados e insatisfechos llaman lo mismo un “deterioro de la democracia.” Son contados los momentos históricos venezolanos en que tantos han sentido de modo tan distinto un mismo evento político. Lo sobresaliente es que ambas multitudes, sin ironías, sin contradicciones, y sin retóricas, están en lo cierto.

El término “revolución” se emplea para indicar: 1. - un movimiento en órbita o alrededor de un centro o eje; 2. - un derribo, mediante el uso de fuerza, de un gobierno u orden social a favor de un sistema nuevo; 3. - como un concepto marxista, la lucha de clases que se espera llevará a un cambio político y el triunfo del comunismo. En este sentido, la “revolución socialista” propuesta por el presidente Chávez es tanto una continuación de su intento fallido de golpe de estado (nuestro 2), como el establecimiento de un cambio social y político (nuestro 3) que multitudes de venezolanos entienden como un ajuste a las desigualdades de clase existentes en nuestra sociedad y, asimismo, como una promesa de una sociedad mejor, más igualitaria y más participativa. El descontento que este modelo de sociedad crea entre aquellos que no sienten que sus condiciones han mejorado (sino, por el contrario, empeorado), o entre aquellos que han sido excluidos del mismo porque ven los apuros que resultan de participar en el mismo de un modo que no sea reflexivo y crítico, es lo que también hace que podamos considerar la “revolución” en términos de nuestro 1: como una mera inversión de las condiciones iniciales en las cuales se inició la “revolución.” Los millones de votos que solidarizaron con el referéndum, y los millones de votos que lo condenaron, evidencian cómo hoy en dia vivimos en un Venezuela psicótica, en la cual cada mitad de la población existe casi enajenada de la otra.

El deterioro de la democracia que existe en Venezuela no radica en el hecho que se intente llevar a cabo una “revolución.” Desde siempre, las “revoluciones” no ja sido más que la búsqueda de la articulación de reformas, pero de modo expedito, acelerado y que demanda inmediatez. Solamente el apuro por la velocidad es lo que diferencia los cambios “revolucionarios” de las reformas “liberales”, para bien y para mal. Otros cambios sociales y políticos profundos, caracterizados por la inmediatez, también han sido llamados “revoluciones”: de esta manera, hablamos de la “revolución” iniciada por Gandhi mediante su llamado a la “resistencia civil”, que concluyo en la independencia de India; de la “revolución sexual” en la década de los sesenta y setenta que libero a mujeres y homosexuales en muchas naciones; del revolucionario movimiento de “desobediencia civil” ante la segregación racial en los Estados Unidos o el “apartheid” en Sur África; entre otras tantas “revoluciones”.

Lo que separa a estas “revoluciones” de la “revolución” que desde diez años se da en Venezuela es que el resultado de las mismas no fue el conflicto y la insuperable fractura de las sociedades en las cuales se dieron. Por el contrario, estas “revoluciones” alcanzaron a establecer el respeto por los derechos sociales y políticos plenos de aquellos que otrora fueran excluidos y marginalizados, e incluso la creación de nuevos derechos basados en el respeto a la diferencia.

El deterioro de la democracia en Venezuela radica no solamente en la pérdida del respeto a la diferencia, o en la vulnerabilidad de derechos civiles y políticos, o en la imposición constante de reformas y plebiscitos, los cuales en muchas ocasiones se llevan a cabo sin contar siquiera con una discusión publica y critica, sino principalmente en una “revolución” que, año tras año, culminando en una década, se ha desacelerado hasta el punto de considerar irrelevante la exclusión de, persona más, persona menos, la mitad del país que desea renovar. Esta experiencia de sentirse sin casa estando en ella, de sentirse mudo aún teniendo voz, de sentirse como un extranjero ahora que “Venezuela es de todos,” es lo que expresa la metáfora que es título de este blog.

Atravesarlo este abismo dependerá no solamente de recuperar el hogar, asegurarse que se nos escucha, exigir que se nos reconozca como venezolanos también. Dependerá asimismo de entender por qué para la otra mitad ni existen abismos ni sombras, cómo es que la “revolución” sí ha sido capaz de procurarles cambios (quizás poquísimos, pero los suficientes para aceptarlos como mejoras) que no se reducen meramente a “bozales de arepas”, sino que consisten de una novedosa inclusión social y política, el delirante sentimiento de estar participando en la mismísima Historia (sin dudas, una visión hiperbolizado en los movimientos marxistas y socialistas, pero característico de todos los movimientos políticos en realidad), y la preocupación incesante por el hecho que si la “revolución” cesara, las condiciones sociales y políticas de ahora volverían a las iniciales, a aquellas existentes antes de la “revolución”, donde quiénes atravesaban el abismo eran ellos.

Atravesar el abismo, pues, es tanto acepar el deterioro de la democracia en Venezuela había comenzado antes de la “revolución” (que la dichosa “revolución”, cambiándolo todo sin cambiarlo en realidad, solamente puso los abismos en evidencia), como aceptar el imperativo de divisar modos de constituir una nueva democracia venezolana que no solamente incluya a todos, sino que les brinde a todos la oportunidad de entender que el horizonte hacia el cual nos encaminamos como nación es, y necesitar ser siempre, un horizonte común. De lo contrario, solamente nos limitaremos a continuar atravesando abismos.

Vox populi, vox dei?

Ojalá el problema de Venezuela se limitará a sacar a Chávez del poder. Pero no, el problema no es sólo Chávez. Es todo el sistema político. Es la sociedad. No se puede aspirar a tener líderes buenos cuando la sociedad de la que provienen está sumida en la estulticia y la frivolidad. Mientras la sociedad venezolana no se ponga las botas.

La culpa no es del ciego sino de quien le da el garrote. La pobreza y exclusión que fueron creciendo en los últimos 30 años han sido caldo de cultivo para este desastre en que estamos sumidos y para el que no veo pronta salida. Y mientras la miseria y la exclusión siguen igual que antes, tengo serias reservas de que las cosas mejoren. En cuanto a la capacidad de este gobierno para enderezar el rumbo en los cuatro años que le quedan y dejar atrás esos lastres de nuestra sociedad.

El ciudadano está cansado de la forma en que se maneja la política, pues más parece importar a los políticos salir en la TV que resolver los problemas del país. Es más importante la popularidad o el número de votos, o una cifra mágica (coeficiente de Gini, tasa de crecimiento macroeconómico, etc.) que la realidad de millones de venezolanos que siguen viviendo en la pobreza y sumidos en la violencia. Y de este pecado son culpables tanto el gobierno como la oposición.

Por ejemplo, parece que es más importante para el presidente hacer de vedette tele-evangelista y gastar una pequeña fortuna en cientos de horas de cadenas, discursos y programas de televisión, que trabajar para las personas que lo eligieron y que claman por seguridad, vivienda o una remuneración digna.

Porque como lo demuestran las protestas de trabajadores del Metro, de PDVSA y de las empresas de Guayana, las protestas contra la inseguridad, o las permanentes protestas frente al CONAVI, la promesa de luchar por el "Pueblo" no existe más allá de la retórica presidencial. Pura demagogia. Pura paja. Palabras vacías y promesas incumplidas.

Por otra parte, no puedo encontrar sino risible la mania ciega de convertir a Chávez, mediante la mágica transubstanciación del voto, en el "Pueblo". "Pueblo" no es más que una palabra que usa quien detenta el poder para imponer su voluntad. Esto no es distinto a cuando los reyes invocaban el derecho divino para hacer lo que les venía en gana. Y es que "Pueblo" son igualmente los que votan por Chávez como los que no lo hacen. "Pueblo" son igualmente el estudiante universitario, el obrero de la fábrica y la señora de alta sociedad.

Para tener una mejor idea de a donde pueden llevar estás ideas distorsionadas sobre "Pueblo", sólo falta echar un vistazo a la Alemania nazi para tener una idea de a donde llevan esas ideas de "Pueblo" que excluyen a los que no están de acuerdo. También podría aprovechar la oportunidad y aprender como el "Pueblo" alemán se equivocó. Porque ese es otro mito común: el "Pueblo" es infalible. El "Pueblo" no se equívoca. Supongo que esa supuesta infalibilidad del "Pueblo" debe ser un verdadero consuelo para los millones de alemanes disidentes enviados a campos de concentración, o los millones de alemanes sobrevivientes de la 2da Guerra Mundial que tuvieron que soportar años de miseria.

Y quizás no hace falta ir tan lejos para ver lo voluble que es la "voluntad popular": no fue acaso el "Pueblo" venezolano quien mediante el voto permitió durante más de 40 años permanecer a las "cúpulas podridas" de AD y Copei?

Es hora de olvidarse de esa idea abstracta de pueblo y empezar a reconocer en el venezolano que se encuentra en la acera del frente al conciudadano. A la persona que tiene tantos derechos y deberes como nosotros. A la persona de cuyo progreso depende no sólo su bienestar, sino el bienestar mío y del país. Es hora de que el voto deje de ser usado como coartada política y recupere su papel básico: herramienta que nos permite dirimir nuestros desacuerdos.

martes, 3 de marzo de 2009

La falsa enfermedad de la oposición.

No puede menos que resultarme curioso que mientras desarrollo las ideas que expondré a continuación encuentro semejanzas, aunque sólo algunas, con lo expuesto por Carlos Blanco en:

http://www.tiempodepalabra.com/#sec=tiempo_de_palabra&s=8&a=106

Escuchamos con frecuencia que la oposición venezolana carece de un líder que unifique las propuestas, una personalidad fuerte que resuelva las diferencias con un puñetazo en la mesa, en pocas palabras, un caudillo.

Un principio distanciado de la tradicional medicina alopática dice “la enfermedad es la cura.” Sentencia que entre otras cosas funciona como llave paradójica ante la lucha exagerada que emprendemos contra los males que aquejan al cuerpo, que en ocasiones puede resultar más peligrosa que la misma enfermedad. Promueve una posición más reflexiva ante el padecimiento, su sentido y razón de ser.

Habríamos de empezar a considerar la carencia de liderazgo autocrático en la oposición una ventaja sustancial y no una debilidad, y utilizar esta oportunidad para canalizar un modo distinto de construir el debate político, una vía menos mesiánica y paternalista de entender la dirigencia, antes que empeñarnos por conseguir un nuevo caudillo anti-Chávez. Tenemos, como parte de la oposición, una oportunidad invaluable para añadirle madurez y color a la política venezolana, promoviendo una nueva manera de diálogo en nuestra sociedad.

Este exagerado apego a un salvador, además, es un profundo símil del modo de funcionamiento mental y afectivo venezolano; pero aunque nos cueste creerlo, no hace falta un super-padre-salvador que nos rescate de nuestra difícil situación, nos bastamos nosotros mismos y nuestro trabajo como iguales para ir alcanzando los objetivos que la sociedad venezolana requiere, para vivir con dignidad y en bienestar.

La carencia de un caudillo es una oportunidad y una ventaja. En su lugar tenemos un difícil camino que recorrer juntos y la demandante necesidad de desarrollarnos y madurar políticamente como colectivo.

lunes, 2 de marzo de 2009

espejismo del siglo XXI

Qué es el socialismo del siglo XXI? Es socialismo petrolero? Es la reedición del socialismo del siglo XX? Es la reinvindicación de las clases menos privilegiadas?

Si se mira más allá de la propaganda oficial, a la que siempre se debe mirar con escepticismo, se ven grandes contrastes entre lo que proclama la propaganda gubernamental y la realidad cotidiana del ciudadano.

En los medios oficiales, por ejemplo, se habla de que cada día se reduce el número de pobres. Se citan decenas de cifras e indicadores de bienestar o equidad social que han mejorado bajo este gobierno. Se habla de programas de salud, educación y alimentación que benefician a miles o millones de pobres. Promociones de bachilleres y profesionales son graduados por centenas en tiempo récord. Se habla de consejos comunales y empoderamiento del pueblo. Se habla de crecimiento económico e independencia tecnológica. Señalan obras como la línea 4 del metro y el puente Orinoquía. También dice que los logros no son más numerosos porque las clases adineradas - la oligarquía - entorpece el trabajo del gobierno por razones mezquinas y/o apátridas.

Por otra parte los medios críticos al gobierno - que han sido críticos con TODOS los gobiernos - hablan de otra realidad. Hablan de una inseguridad rampante. Hablan de corrupción en todos los niveles. Hablan de inflación. Señalan el fracaso de las cooperativas, empresas y proyectos estatales. Hablan de los malos negocios y regalos hechos por el gobierno en otros países.

Si nos olvidamos de las cifras y hechos arrojados por gobierno y oposición, la situación no luce especialmente mejor para los pobres. Las escuelas públicas siguen en un estado lamentable, a pesar de existir barrio adentro los hospitales siguen sumidos en la miseria y las condiciones laborales siguen siendo terribles. La inseguridad es pan nuestro de cada día y la deficiente respuesta de las autoridades - cuando la hay - termina con más frecuencia de la deseada en ajusticiamientos extrajudiciales o alguna otra injusticia.

En todo caso, poco pareciera importar estas cosas a los electores que dan su voto a Chávez. Poco importa que los hospitales no funcionen, que la oferta de mercal sea insuficiente o que la mayoría de las escuelas públicas sigan tan mal como hace 10 años. Poco importa que la pobreza y la necesidad siga siendo el pan nuestro de cada día. Lo que importa es que ellos se benefician de los módulos de Barrio Adentro, de Mercal y de las misiones educativas. Lo que importa es que Chávez habla de ellos. Lo que importa es que ellos se sienten, luego de mucho tiempo, incluidos.

Mi preocupación, preocupación que creo compartir con otros venezolanos, es que este modelo que parece calar en las clases desfavorecidas no es sustentable. Me preocupa que este socialismo del siglo XXI no es más que una solución temporal de los problemas sociales, que sólo es sustentable con altos precios petroleros.

Que pasará entonces cuando no se pueda financiar ese gasto social? Esos millones de personas descubrirán entonces que están en medio del desierto, y que ese oasis que era el socialismo del siglo XXI - o socialismo petrolero si prefieren - se desvanecerá como un espejismo. Un espejismo del siglo XXI.

Una vez evaporado este espejismo, será hora de dejar de soñar con imposibles y empezar a trabajar sobre lo real, pero sin dejar de lado la ética al momento de tomar decisiones políticas y económicas. Me gustaría pensar que aún sin altos precios del petróleo, es posible lograr la mejora de las condiciones de vida del venezolano. Mientras más pronto se empiecen a sumar voluntades para esa ardua tarea, más posibilidades habrá de superar los retos que enfrentamos como nación.