lunes, 2 de marzo de 2009

espejismo del siglo XXI

Qué es el socialismo del siglo XXI? Es socialismo petrolero? Es la reedición del socialismo del siglo XX? Es la reinvindicación de las clases menos privilegiadas?

Si se mira más allá de la propaganda oficial, a la que siempre se debe mirar con escepticismo, se ven grandes contrastes entre lo que proclama la propaganda gubernamental y la realidad cotidiana del ciudadano.

En los medios oficiales, por ejemplo, se habla de que cada día se reduce el número de pobres. Se citan decenas de cifras e indicadores de bienestar o equidad social que han mejorado bajo este gobierno. Se habla de programas de salud, educación y alimentación que benefician a miles o millones de pobres. Promociones de bachilleres y profesionales son graduados por centenas en tiempo récord. Se habla de consejos comunales y empoderamiento del pueblo. Se habla de crecimiento económico e independencia tecnológica. Señalan obras como la línea 4 del metro y el puente Orinoquía. También dice que los logros no son más numerosos porque las clases adineradas - la oligarquía - entorpece el trabajo del gobierno por razones mezquinas y/o apátridas.

Por otra parte los medios críticos al gobierno - que han sido críticos con TODOS los gobiernos - hablan de otra realidad. Hablan de una inseguridad rampante. Hablan de corrupción en todos los niveles. Hablan de inflación. Señalan el fracaso de las cooperativas, empresas y proyectos estatales. Hablan de los malos negocios y regalos hechos por el gobierno en otros países.

Si nos olvidamos de las cifras y hechos arrojados por gobierno y oposición, la situación no luce especialmente mejor para los pobres. Las escuelas públicas siguen en un estado lamentable, a pesar de existir barrio adentro los hospitales siguen sumidos en la miseria y las condiciones laborales siguen siendo terribles. La inseguridad es pan nuestro de cada día y la deficiente respuesta de las autoridades - cuando la hay - termina con más frecuencia de la deseada en ajusticiamientos extrajudiciales o alguna otra injusticia.

En todo caso, poco pareciera importar estas cosas a los electores que dan su voto a Chávez. Poco importa que los hospitales no funcionen, que la oferta de mercal sea insuficiente o que la mayoría de las escuelas públicas sigan tan mal como hace 10 años. Poco importa que la pobreza y la necesidad siga siendo el pan nuestro de cada día. Lo que importa es que ellos se benefician de los módulos de Barrio Adentro, de Mercal y de las misiones educativas. Lo que importa es que Chávez habla de ellos. Lo que importa es que ellos se sienten, luego de mucho tiempo, incluidos.

Mi preocupación, preocupación que creo compartir con otros venezolanos, es que este modelo que parece calar en las clases desfavorecidas no es sustentable. Me preocupa que este socialismo del siglo XXI no es más que una solución temporal de los problemas sociales, que sólo es sustentable con altos precios petroleros.

Que pasará entonces cuando no se pueda financiar ese gasto social? Esos millones de personas descubrirán entonces que están en medio del desierto, y que ese oasis que era el socialismo del siglo XXI - o socialismo petrolero si prefieren - se desvanecerá como un espejismo. Un espejismo del siglo XXI.

Una vez evaporado este espejismo, será hora de dejar de soñar con imposibles y empezar a trabajar sobre lo real, pero sin dejar de lado la ética al momento de tomar decisiones políticas y económicas. Me gustaría pensar que aún sin altos precios del petróleo, es posible lograr la mejora de las condiciones de vida del venezolano. Mientras más pronto se empiecen a sumar voluntades para esa ardua tarea, más posibilidades habrá de superar los retos que enfrentamos como nación.

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