domingo, 10 de marzo de 2013

Bárbula

Soy un hombre de ciencia. Quizás no soy un buen científico, pero creo en la observación y la experiencia como fundamento de la ciencia. Pero debo confesar que últimamente empiezo a tener serias dudas sobre el poder de la observación. Y todo es gracias a las conversaciones con un viejo conocido seguidor (fanático?) del chavismo.

Y es que las diferencias son tan abismales, que tendrían que ser razón suficiente para que internarán a uno de los dos en el Sanatorio de Bárbula. Porque no puedo entender que dos personas en su sano juicio vean la misma situación de forma tan distinta.

Y es que cuando le menciono los problemas crónicos de Venezuela como desabastecimiento, apagones diarios, una elevada inflación anual, una moneda sobrevaluada, criminalidad rampante, una enorme deuda pública, un sector privado diezmado, la dependencia del petróleo y un largo etcétera, él me insiste en que eso no es así. Y remata preguntándome que si acaso no he visto lo que sucede desde el martes en Caracas, como si en el sepelio del presidente Chávez estuvieran todas las explicaciones necesarias.

Allí están las cifras duras y objetivas: 20-30% de inflación anual, una rata de homicidios de 50 por cada 100 mil habitantes (la de EEUU es diez veces menor), un índice de escasez sobre el 20%, una deuda del sector público y de PDVSA que se ha cuadruplicado, las empresas privadas se han reducido a la mitad y más del 95% del PIB es por el petróleo. Pero esos números al parecer no importan al chavista. Más importante es que más de 8 millones de personas votaron por Chávez. Y que cientos de miles de personas han visto o quieren ir a despedir al Presidente. Los otros numeritos no importan. Esos no existen.

Pero mi realidad la domina otra cifra más mundana: mi salario como docente. Y este simplemente no alcanza. Hoy en día gano la cuarta parte de lo que ganaba hace 10 años gracias a la inflación y a la política educativa del gobierno bolivariano. Y aún si ganará lo que merezco, de que sirve esa plata sino se consigue harina pan, azúcar ni papel toilette? Acaso me alcanzará esa plata para pagar vacuna a los malandros para que no me roben ni me maten?


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Pero no. Allí sigue la realidad y los numeritos. La realidad es terca y no se puede tapar con un dedo. La inflación anual sigue siendo de 20-30%. Más de 18mil personas son asesinadas al año. La escasez y los apagones siguen. Y mi sueldo sigue allí, pírrico, diezmado luego de la devaluación.

No tengo problema con las creencias de otras personas. Si la gente quiere rezarle a las cortes malandras, al negro Felipe o a José Gregorio Hernández, no voy a ser yo quien se los impida. Tampoco voy a impedirles que creen un culto en torno a Hugo Chávez o lo llamen el "Cristo de los Pobres". Pero si creo que como ciudadano venezolano tengo el derecho de preguntarles si este culto personalista que hace las veces de estado es lo mejor para el país.


Acaso el número de fervientes seguidores del Presidente Chávez visto en los últimos días va a resolver nuestos problemas básicos? Acaso el fallecido presidente va a venir del más allá a impedir que nos asalten en Caracas? Va acaso a decretar aumento de sueldos a los profesores y maestros que ganamos una miseria? Va a hacernos el milagro de reducir la inflación a un digito? Porque, caramba, de ser así, entonces ahora mismo empiezo a rezarle!

viernes, 8 de marzo de 2013

Reconciliación?

Como opositor, me niego a olvidar el triste destino de Franklin Brito, muerto durante una huelga ante la mirada impasiva de un gobierno indiferente y cruel. Tampoco puedo olvidar como la comisión de la verdad para los eventos del 11-A, fue sustituida por una charada de juicio donde se torció la justicia para hacer quedar bien al gobierno y condenar a personas inocentes.

Tampoco puedo ignorar la crueldad y saña con que han sido tratados los comisarios Ivan Simonovis, Lázaro Forero y la Jueza María L. Afiuni, a quienes se les ha negado la atención médica requerida por su grave estado de salud.

Mucho menos puedo olvidar el tiempo en prisión al que han sido sometidos de manera injusta el General Francisco Usón, la Jueza María L. Afiuni o el líder sindical Rúben González, ni el exilio al que han sido forzados por la persecución judicial periodistas, políticos y dirigentes sindicales y gremiales.

No puedo olvidar la divulgación de conversaciones telefónicas privadas de dirigentes opositores y sus familiares en el canal del estado, en clara violación del derecho a la privacidad y abusando del poder del estado.

Tampoco puedo ignorar la hipocresía de conmemorar el 27-F como fecha popular mientras que durante estos 14 años el régimen no ha ofrecido justicia a las víctimas y desaparecidos de ese trágico evento.

Son muchas las cosas que no puedo olvidar. Y aún así, debo decirlo: es necesario un proceso de reconciliación nacional.

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Problemas crónicos como desabastecimiento, apagones, una elevada inflación anual, una moneda sobrevaluada, infraestructura en terapia intensiva, criminalidad rampante, corrupción desbordada, una enorme deuda pública, un sector privado diezmado, una fuerte dependencia del petróleo y un culto personalista que hace las veces de estado. A eso podemos agregar, subsidios insostenibles, falta de transparencia del estado, la existencia de grupos paramilitares y guerrilla, la influencia del narcotráfico en el poder judicial y las FAN, un sistema judicial y penitenciario en colapso, una nómina burocrática sobredimensionada, cuerpos policiales mal preparados y con personal insuficiente, personal médico y docente subpagado, hospitales, escuela y universidades en un estado ruinoso. Es posible resolver ese desastre con un país dividido en tres facciones? Yo no lo creo....

Entiendo que esto puede sonar como una herejía para un opositor duro. Lo entiendo porque a mi mismo me cuesta digerir la idea. Yo, que conozco de cerca a una víctima del chavismo, una persona que estuvo cinco años en prisión mientras los verdaderos responsables - la familia presidencial y gente de su entorno - fueron absueltos por el presidente Chávez. Yo, que tuve que ver de cerca la angustia y el sufrimiento causados a su esposa e hijos. Yo , que conozco personalmente la historia de este hombre inocente en prisión, lejos de su familia, sometido a los caprichos de los tribunales revolucionarios, sin tener la certeza de si la verdadera justicia llegaría algún día.

Esas cosa no las puedo olvidar. Me niego a olvidarlas. No obstante, entiendo que las circunstancias del país requieren el esfuerzo en conjunto de TODOS. Es necesario que nos pongamos de acuerdo para resolver los problemas que tenemos que enfrentar.

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La España del post-franquismo tuvo que posponer la búsqueda de justicia por 30 largos años para poder consolidar la transición hacia la democracia luego de la muerte de Franco. Apenas en 2007 se aprobó la Ley de Memoria Histórica, que busca esclarecer los crímenes cometidos durante el franquismo. Alemania Federal y Alemania Oriental de la post-guerra se vieron forzados a emplear a criminales de guerra nazi para poder reconstruirse. Lo mismo ocurrió en la Japón devastada por la II Guerra Mundial, en la que un criminal de guerra se convirtió en primer ministro. Y en Venezuela también existen antecedentes. La pacificación de la guerrilla en la década de los sesenta es un ejemplo.

Creo que la crisis nacional exige que enterremos el hacha y nos sentemos a buscar una forma de salir de este atolladero en que estamos. Significa eso que tenemos que hacernos la vista gorda ante muchas de las atrocidades que mencione antes? Si. Al menos por un rato. Probablemente para siempre. En esos procesos duros de transición en Alemania, España y Japón fueron contados los casos en que los asesinos pagaron por sus crímenes. Y eso incluso en la post-guerra, cuando ya los fascistas habían sido derrotados duramente y tenían poco con que negociar. Puede pasar eso en Venezuela si se promueve la reconciliación? Es probable, pero acaso no permanecerían impunes estos crímenes de todas formas bajo la situación actual?

Entiendo que hay mucha mala sangre de ambas partes, y que nuestro clamor no es de reconciliación sino de justicia, pero no estoy pidiendo perdonar y olvidar todo como si nada ha pasado. Sólo pido poner esos odios a un lado mientras logramos capear el temporal.

La tarea no será nada fácil. Con el chavismo en control del aparato del estado y transmitiendo constantemente un mensaje de odio y división, será complicado hacer entender a sectores fanatizados lo grave de la situación. Pero no queda otra alternativa que hacer el trabajo político y advertr que vamos en rumbo de colisión y el desastre que nos espera adelante será la ruina de todos, sean estos chavistas u opositores.

No nos reconciliamos por amor fraternal a un oponente que nos insulta y nos desprecia. La reconciliación no es una pendejada hippie de querer ser amigos de los malandros de La Piedrita o de  ratas como Juan Barreto y Jorge Rodríguez. La reconciliación es una necesidad política. O nos reconciliamos o seguiremos nuestro descenso hasta el fondo del abismo.

Nuestra Pandora

"Esperanza - Pandora trajo la caja de los males y la abrió. Fue el regalo de los dioses a los hombres, un regalo hermoso, atractivo, llamado 'la caja de la buena fortuna'. Entonces todos los males, esas criaturas aladas, volaron fuera de esta. Desde entonces, acechan y hacen daño al hombre día y noche. Uno solo de los espectros no había escapado de la caja [la esperanza]." [1].

Nuestra Pandora, que al igual que la figura mitológica era una figura irresistible,  ha desatado sobre nosotros terribles espectros: escasez de alimentos, apagones diarios, una elevada inflación, una moneda sobrevaluada, infraestructura en mal estado, criminalidad rampante, una corrupción desbordada, una enorme deuda pública, un sector privado diezmado, una fuerte dependencia del petróleo y un culto personalista que hace las veces de estado.

Pero, al igual que el personaje del mito, nuestra Pandora nos ha entregado un regalo insólito: la esperanza. Al menos eso es lo que sienten muchos de sus fervientes seguidores. Podemos preguntarnos, cómo se puede pensar en esperanza en medio de un panorama tan desolador? Supongo que así es la esperanza: el ser humano se agarra a ella como una brasa ardiente mientras tolera sus penurias, simplemente porque la alternativa es la nada. En ese sentido, las reflexiones de Nietzsche sobre la caja de Pandora son de una claridad fulminante:

"Tal como Zeus había deseado, Pandora cerró la caja y la esperanza quedó dentro de esta. Ahora el hombre tiene la caja de la buena fortuna en su casa para siempre, y piensa que tiene en ella el tesoro más valioso del mundo. Está a su disposición y recurre a ella cuando lo desea. Pero lo que el hombre ignora es que la caja de Pandora contenía los males, y por tanto piensa que este mal, la esperanza, es el más grande de los bienes mundanos. Pues Zeus no quería que el hombre tirará su vida por la borda, sin importar lo mucho que los otros males pudiesen atormentarle, sino más bien que siguiera dejándose atormentar. A tal efecto, le da la esperanza al hombre. En verdad, es el peor de los males, porque prolonga el tormento del hombre." [1]

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Las misiones, que alimentan la esperanza de muchos venezolanos, se sustentan en la bonanza petrolera y el endeudamiento público. Y lamentablemente, tal como ya ocurrió al final de la década de los 80, esa fuente de financiamiento se está agotando. Son necesarios ajustes para poder cubrir estos programas. El gobierno ya dió el primer paso en esa dirección al devaluar la moneda. El resto de las medidas de austeridad sólo han sido postergadas por cálculos electorales.

Y cuando esas medidas de austeridad significarán la destrucción de los avances sociales. Porque el objetivo de las misiones no ha sido la erradicar la pobreza sino aliviarla. Un espejismo sustentado con petrodolares y yuanes. 
Es aterrador pensar en lo cruel que puede resultar la esperanza sin fundamentos.


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El mito no dice nada sobre el destino de Pandora. Fue castigada por su curiosidad? Fue víctima de las calamidades que desató? En nuestro caso, Pandora nunca perdió su condición divina y la muerte la salvó de las consecuencias de sus acciones. No obstante, al igual que con la figura mitólogica esto poco importa. Lo importante es que todos como personas sufiriremos las consecuencias.

Es hora de dejar a Pandora descender a su sepulcro y aprender a lidiar con los demonios desatados por su curiosida y su ambigua compañera, la esperanza.




[1]  http://www.gutenberg.org/files/38145/38145-h/38145-h.htm