martes, 3 de marzo de 2009

La falsa enfermedad de la oposición.

No puede menos que resultarme curioso que mientras desarrollo las ideas que expondré a continuación encuentro semejanzas, aunque sólo algunas, con lo expuesto por Carlos Blanco en:

http://www.tiempodepalabra.com/#sec=tiempo_de_palabra&s=8&a=106

Escuchamos con frecuencia que la oposición venezolana carece de un líder que unifique las propuestas, una personalidad fuerte que resuelva las diferencias con un puñetazo en la mesa, en pocas palabras, un caudillo.

Un principio distanciado de la tradicional medicina alopática dice “la enfermedad es la cura.” Sentencia que entre otras cosas funciona como llave paradójica ante la lucha exagerada que emprendemos contra los males que aquejan al cuerpo, que en ocasiones puede resultar más peligrosa que la misma enfermedad. Promueve una posición más reflexiva ante el padecimiento, su sentido y razón de ser.

Habríamos de empezar a considerar la carencia de liderazgo autocrático en la oposición una ventaja sustancial y no una debilidad, y utilizar esta oportunidad para canalizar un modo distinto de construir el debate político, una vía menos mesiánica y paternalista de entender la dirigencia, antes que empeñarnos por conseguir un nuevo caudillo anti-Chávez. Tenemos, como parte de la oposición, una oportunidad invaluable para añadirle madurez y color a la política venezolana, promoviendo una nueva manera de diálogo en nuestra sociedad.

Este exagerado apego a un salvador, además, es un profundo símil del modo de funcionamiento mental y afectivo venezolano; pero aunque nos cueste creerlo, no hace falta un super-padre-salvador que nos rescate de nuestra difícil situación, nos bastamos nosotros mismos y nuestro trabajo como iguales para ir alcanzando los objetivos que la sociedad venezolana requiere, para vivir con dignidad y en bienestar.

La carencia de un caudillo es una oportunidad y una ventaja. En su lugar tenemos un difícil camino que recorrer juntos y la demandante necesidad de desarrollarnos y madurar políticamente como colectivo.

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