domingo, 22 de febrero de 2009

La democracia y sus quimeras (II)

Es posible la igualdad política cuando existe desigualdad ecónomica? De acuerdo a lo manifestado por Laveaga en la democracia y sus quimeras, esto no es posible. La democracia representativa, tal como se plantea hoy en día, se basa en la acción de grupos de interés que concentran sus esfuerzos en modificar las decisiones de los representantes electos. Un pequeño grupo bien organizado, y con recursos económicos, puede lograr que la balanza se incline a su favor en el momento que los representantes tengan que tomar alguna decisión de importancia.

Entonces, mientras que la mayoría desorganizada sólo puede ejercer su opinión a través del voto cada tanto tiempo, un grupo pequeño (una oligarquía si se quiere), ejerce el control real del sistema democrático. Poco importa que existan referenda revocatorios o se ejerza el voto castigo. Porque mientras estos grupos sigan operando a la sombra, poco importa quien sea el representante electo, sólo se cambiará al custodio de un grupo por el de otro.

Porqué después de todo, quienes financian las campañas políticas? Puede acaso un Juan Bimba aspirar a un cargo electo de importancia sin contar con alguien que lo respalde económicamente? Es difícil hacer campaña electoral sin contar con los recursos que ofrece generosamente algún grupo preocupado por el bienestar de sus miembros, ya sean estos sindicatos, asociaciones de empresarios o sociedades de diversa índole.

Es cierto que la desigualdad económica no es producto de la democracia. Sus orígenes se remontan incluso a los orígenes de la nación. Pero mientras mientras exista desigualdad económica, dificilmente podrá existir auténtica igualdad política, más allá de la ilusoria igualdad del voto. La democracia estará caminando sobre la cuerda floja.

Debe responder la democracia al problema de la desigualdad económica? Si se persigue auténtica igualdad política, así debería ser. La pregunta que permanece en el aire es como hacerlo.

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