domingo, 22 de febrero de 2009

El dueño del circo

No hay que hablar con el payaso, sino con el dueño del circo. El problema es identificar quién es el dueño del circo. Porque el dueño del circo, aunque lo parezca, no es Chávez. Él, aunque se vista como el dueño, no es más que el payaso del circo. El dueño del circo son los millones de personas que votan por él.

Entonces hay que olvidarse de andar peleando, reclamando o discutiendo con el payaso. No hacerle caso a las maromas, chistes malos o tonterias que haga o diga. Si, si. Sé que el payaso abre las jaulas de los leones, arroja ratones a los elefantes, le quita la red de seguridad a los acróbatas y le corta la cuerda al equilibrista. Sé que no es fácil ignorar al payaso. Es más fácil decirlo que hacerlo, porque el payaso es ruidoso, irritante y está todo el día encima de uno gritando y armando un alboroto. Pero mientras te dejas distraer por el payaso, el dueño del circo se te va y pierdes la oportunidad de convencerlo de que el payaso es un peligro.

No hay que hablar con el payaso, sino con el dueño del circo. Mientras los políticos no se den cuenta de quién es el verdadero dueño del circo no vamos a ir a ninguna parte.

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