martes, 17 de febrero de 2009

Tiempos Generacionales

Quizás fueron simplemente las ganas de no dejarse abatir por el resultado de esta última "consulta popular", pero luego de unos instantes de frustración, miedo e incluso un poco de rabia (todo esto se puede resumir en una sentida mentada de madre), preferí adoptar la postura optimista. La logré obtener solamente luego de asumir mi ignorancia e incapacidad de comprender estos procesos políticos que estamos sufriendo actualmente.

Me preguntaba cómo se sentirá cuando dentro de un par de décadas, nuestros hijos, nietos y bisnietos nos pidan que les ayudemos a hacer la tarea de historia para la escuela. "Tú estuviste allí, tú fuiste a marchas, tú votaste un promedio de 4 elecciones por año, tú compraste dólares en el mercado negro", etcétera. Cierto, yo estuve incluso en el Caracazo, celebré un cumpleaños con toque de queda luego de una intentona de golpe de estado, la elección democrática de Hugo Chávez en el 98, y todo lo que ha sucedido hasta ahora.

Pero creo que sólo luego de que "todo pase", dentro de pocos o muchos años, tendré la capacidad de tener una visión un poco menos confusa de la llamada "Revolución Bolivariana", lo que ha sido y lo que será, y luego podré hacer un balance de la misma, emitir un juicio, decir: fué bueno o fué malo.

Me parece válido, obviamente, luchar contra lo que nos parece injusto o inapropiado, y exigir lo que queremos y consideramos necesario. El 15 de febrero nos preguntaron nuestra opinión y la dimos. En la democracia las mayorías ganan, y los que dijimos NO no lo fuimos. Paciencia. Pero pienso que así como el gobierno y sus seguidores no deberían cantar "¡Victoria!" de forma tan vehemente (al fin y al cabo, aun siendo minoría, no somos pocos, e indipendientemente del número, somos venezolanos y nos tendrán que tomar en cuenta), la oposición no debería decir "Derrota" y caer en el desespero. Los cambios causan siempre temor, inseguridad, aunque sean cambios para bien. A veces ni nos damos cuenta, y a veces los hechos nos favorecen sin que ni siquiera nosotros lo sepamos... y sin que lo sepan los demás. Harán falta tiempos generacionales para entender el verdadero resultado de lo que ha estado sucediendo en Venezuela. Nuestro rol, por ahora, podría ser garantizar que las cosas que se quieren hacer, que la mayoría decide hacer, al menos estén bien hechas.

Luego cuando nuestros hijos, nietos y bisnietos nos pregunten qué fué lo que sucedió, se lo contaremos a cambio de que ellos nos expliquen cuál fue el resultado.

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