jueves, 7 de junio de 2012

Épica bolibananera

El 7 de Octubre es la elección presidencial en Venezuela. Se trata de escoger entre dos alternativas políticas que ofrecen propuestas completamente distintas de como solucionar los problemas del país. Puede argumentarse que cada bando quieren lo mismo: mejor calidad de vida para los ciudadanos y acabar con la pobreza. La diferencia entre ellos son las visiones irreconciliables del país que se tienen, que van desde el diagnóstico de los problemas hasta el grupo de propuestas para solucionarlos.

No se trata pues, de una lucha entre “la ideología burguesa de la clase históricamente dominante, respaldada por el imperialismo norteamericano” y “la continuidad de las ideas bolivarianas, de construir una sociedad justa, igualitaria, democrática y participativa que responda a los intereses de las grandes mayorías que vivieron durante décadas privadas de sus derechos”. Nada más lejos que eso. Desechando las posturas histriónicas de la épica bolibananera, se trata de un proceso electoral en el que se elige entre dos visiones de país.


De acuerdo al discurso chavista, el origen de la pobreza y el subdesarrollo venezolano radica en el capitalismo, el imperialismo y en el servilisimo pro-yanqui de los partidos que gobernaron en el pasado. La solución a esto es la aniquilación del capitalismo mundial y el fin del imperio norteamericano, comenzando por los lacayos de esos oscuros intereses que habitan en el país. Mientras no se logren esos objetivos, no será posible acabar con la pobreza y lograr la paz y justicia social ni en el país ni en el mundo.

Pero la verdad es que esta escena sacada de los libretos de la izquierda radical de los sesenta es más apropiada para la época de la Guerra Fría que para estos tiempos modernos. De ese legado se alimenta ese grupo vetusto de líderes del chavismo, obsesionado con imitar proyectos colectivistas que ya fracasaron en la Unión Soviética y en Cuba. Peor aún, todo esto se entremezcla con conceptos propios del tercer mundo como la economía conuquera y la cultura del rancho. Es el "como vaya viniendo vamos viendo" de Eudomar Santos convertido en política de Estado, disimulada bajo un puñado de consignas populistas y revanchistas más propias de las montoneras que de un movimiento político serio.

Esta política "eudomariana" combinada con los delirios antiimperialistas explica cosas como el colapso de los sistemas eléctrico, sanitario y de transporte, la escasez de alimentos, medicamentos y otros bienes básicos como la vivienda, un sistema judicial y penitenciario que va en caída libre, así como la violencia, impunidad y corrupción en todos los niveles del Estado. Todos estas son tareas del Estado en las que el gobierno ha fracasado estrepitosamente.

El único gran éxito del gobierno ha sido el inventar excusas y acusar a enemigos reales o imaginarios. Iguanas, paracachitos, saboteadores que nunca se descubren, medios golpistas, Uribe, Obama y pare Ud. de contar. Si algo nunca hará falta resolver en este gobierno es la escasez de excusas y acusaciones, pues en eso destacan todos los Ministros y voceros del gobierno. Ministro de Energía Eléctrica? Excusas. Ministra de Prisiones? Excusas. Ministro de Interior y Justicia? Excusas y Ollas.

Si el país quiere echar para adelante, progresar como lo han hecho todos los países vecinos, será necesario dejar las excusas y reproches a un lado y buscar gente que si pueda resolver.El 7 de octubre hay que votar en contra de los mediocres que inventan excusas, de los ineptos que no resuelven sino que le echan la culpa a otros y a los improvisados que alardean de planes nacionales que no son más que fracaso.

Es hora de dejar a un lado los soldaditos de juguete y la guachafita de la revolución bolibananera. Es hora de actuar responsablemente y escoger a gente competente y responsable. O es que pensamos seguir 6 años más con gente de probada incompetencia como Jaua, Ramírez, El-Aissami y Varela manejando el país?



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