miércoles, 25 de abril de 2012

Malandrocracia

Si algo queda claro al ver el estado del país hoy en día, es que somos gobernados por malandros. Tenemos un gobierno de malandros, por malandros, para malandros. Desde la alcaldía más pequeña hasta el TSJ. Prueba de ello son las declaraciones de Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia Eladio Aponte Aponte.

No voy a perder tiempo discutiendo la veracidad de sus acusaciones contra militares y altos dirigentes políticos. Corresponde a las autoridades investigar esas acusaciones y verificar las evidencias que el magistrado tenga a bien presentar.

Lo que es realmente importante es la confesión que el magistrado hace sobre sus fechorías.  El magistrado admite haber conspirado con otras personas para manipular la justicia con fines políticos. Admite su participación en el caso de los "paracachitos", en el que se acusó a un grupo de muchachos colombianos de ser paramilitares luego de ser traídos bajo engaño a Caracas. Lo mismo hace en el caso de Mazuco, en cuyo caso se inventó un testigo falso para condenarlo. También admite haber liberado a un militar que fue detenido bajo cargos de posesión de droga dentro de instalaciones militares, sólo porque se trataba de un allegado de la familia del Presidente Chávez.

No sólo eso, sino que admite haber participado en reuniones con el poder ejecutivo, la Fiscal General y otros magistrados del Tribunal Supremo en reuniones en las que el Vice-Presidente Elías Jaua indicaba cual era la sentencia a dictar por el TSJ en diversos casos según criterios políticos.

A confesión de partes, relevo de pruebas.

Cuál es la respuesta del gobierno? Nada de investigar. La solución es acusar al Magistrado Aponte Aponte de ser un delincuente prófugo, a pesar de que no había ninguna acusación en su contra. De hecho, estas solo se hacen públicas luego de su confesión. Es cierto, lo habían destituido y mandado para su casa. Pero no se hicieron públicas las razones de su destitución. Acusación penal? Ninguna. Nada. Cero.

Pero supongamos que es cierto, que el Magistrado Aponte Aponte es un juez comprado por el narcotráfico, un delincuente. Cómo pudo llegar a ser juez del Tribunal Supremo de Justicia un personaje de tan baja calaña moral? Cómo pudo un hombre dispuesto a manipular la justicia, a venderse a narcotraficantes al máximo tribunal del país? La razón es simple: en este gobierno no importa la virtud, la probidad o los méritos de las personas. La máxima virtud en el chavismo es el servilismo.

En el país de la lista Tascón, nadie se va a creer el cuento de que alguien como el señor Aponte Aponte, que ocupó posiciones importantes como la Fiscalía Militar o una magistratura en el TSJ no sea otra cosa que un chavista de uña en el rabo. No importa cuanto trate el chavismo de desmarcarse, el señor Eladio Aponte Aponte es el ejemplo perfecto de lo que es un alto personero chavista: un hombre sin moral, dispuesto a abusar del poder para preservar sus privilegios. Un sujeto al cual no le importa destruir la vida de otro para  beneficio propio. Verdaderos malandros de cuello blanco y boina roja-rojita.

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