miércoles, 15 de junio de 2011

la responsabilidad de las élites

En un país donde cerca de dos millones de familias no poseen un hogar, donde la tasa de desempleo ronda el 10%, el empleo informal representa cerca del 50% de los empleos [1], es evidente que la pobreza es una realidad que cubre todos los rincones de nuestro país. Una cara de nuestro paraíso petrolero que muchas veces preferimos ignorar.

Creo que es fácil llegar a la conclusión que la educación es una de las claves para combatir el problema de la pobreza. Evidenmente hablo de educación real, de aquella que va más allá de un pedazo de papel que entrega un burocrata para inflar las estadísticas del gobierno. La educación auténtica ofrece el potencial de dar no sólo mejores posibilidades de trabajo y progreso social y económico, sino también formación cívica que tanto hace falta hoy en día. Esa ha sido la clave de muchas familias que han salido de la pobreza.

No obstante, aunque parte de los beneficios de invertir en educación se podrían percibir a corto plazo - menor número de jóvenes en las aulas y menos dedicados al crimen - su influencia real se sentirá en el mediano o largo plazo. Mientras tanto que hacer? Todo queda en manos de la élite.

Los miembros de la élite de un país tiene una responsabilidad con sus compatriotas. Y no estoy hablando sólo de los sospechosos habituales - es decir, intelectuales, políticos, medios de comunicación y la gente adinerada -, sino también las personas que tienen una mejor educación y recursos que la inmensa mayoría de la gente no tiene: profesionales, empresarios, profesores, etc Esto puede sonido muy parecido a la monserga chavista, pero estoy totalmente en contra de cualquier política fascista. La coacción no es un sustituto de la responsabilidad social o cívica.

Es evidente que nuestro país, en el que la mayor la población vive en pobreza y en el que la renta petrolera no alcanza para que todos vivamos en la abundancia, es necesario que los que tenemos un mejor nivel de vida nos apretemos el cinturón.

Es necesario dejar atrás la cultura consumista y la actitud de nuevos ricos que contamina a todos, en especial a la mismisima élite revolucionaria. Es necesario que analizemos nuestro estilo de vida y nos preguntemos si no es obsceno vivir rodeados de lujos obscenos mientras otros menos afortunados viven en la pobreza abyecta. Después de todo, no es acaso cuestión de suerte haber nacido en el seno de una familia que nos permitió obtener una educación que nos ofreció la posbilidad de progresar?


[1] http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?32930

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