lunes, 1 de agosto de 2011

Venezuela en la "hora loca"

Las últimas semanas ha sido en extremo insoportables para mi ánimo y mi depauperado nacionalismo. El melodrama del misterioso cáncer del presidente, la ridículez del bicentenario, que rápidamente dió paso a las aún más insufribles ridiculeces del cumpleaños del caudillo y el cambio del lema chavista a "patria socialista, y lucharemos, y viviremos, y seguiré con las cadenas, y 1kg de tomates, y se fue de jonrón, etc, etc." de verdad que me han enfermado el humor más allá de lo imaginable.

La única forma de entender todo esto es si pensamos en esta última década como la "hora loca" del festín petrolero.

La "hora loca" es una "tradición" de nueva data en los matrimonios en Venezuela. Aquellas personas de clase media que han asistido a una fiesta de matrimonio recientemente habrán disfrutado - o sufrido - la hora loca. Para aquellos afortunados que no lo han vivido se los explico: Los invitados a la fiesta se ponen máscaras y se ven forzado a bailar al ritmo de música ridícula o hacer algún tipo de payasada.

Y cómo encaja eso dentro de nuestro festín petrolero? Fácil: los militarotes fascistas se disfrazan de demócratas, los minusválidos intelectuales se disfrazan de ministros, los "empresarios" se disfrazan de socialistas, las cárceles se transforman en discotecas, clubes de veraneo o mangas de toros coleados mientras que las casas y urbanizaciones se convierten en cárceles, algunos pendejos de la oposición se disfrazan de chinos (de RECADI) y pare Ud. de contar.

Yo, un criticón que no se permite disfrutar tales placeres simplones, jamás me he encontrado a gusto haciendo el ridículo. Cuando hago el ridículo es de forma involuntaria, tal como debe ser. Quizás por eso se me hace tan difícil tolerar la ridiculez artificiosa del presidente Chávez y su logía de jalabolas en medio de este espectáculo patético que ofrecen día tras día.

Supongo que, como siempre, me sentaré en mi mesa a mirar el reloj, mientras espero con ansias a que termine la fulana "hora loca". Aunque en esta ocasión provoque preguntarle al que nos dió la cola para venir a la fiesta: a qué hora termina esta vaina?