martes, 27 de julio de 2010

Una pobre presentación que dejó mucho que desear

I.

Estoy decepcionado por las evidencias presentadas por Colombia sobre la presencia de las FARC y el ELN en Venezuela. Esperaba evidencias irrefutables, pruebas contundentes. En lugar de eso mostraron información difusa y que no comprobaba nada. Poco más que algunas fotos y videos vagos y mal presentados.

El gobierno colombiano falló como comunicador. No hizo nada que repetir una vez más las acusaciones que existen desde hace años sin la contundencia para convencer al resto de los miembros de la OEA.

Las consecuencias eran evidentes. La ruptura de relaciones era la respuesta natural de Venezuela ante la solicitud de crear una comisión internacional para corroborar las acusaciones hechas por Colombia.

II.

La respuesta de Venezuela no es nada más que una estupidez. Es como aquella persona a quien le dicen que su casa se está quemando pero en vez de cerciorarse que no sea así, prefiere insultar y amenazar a quien le ha hecho la advertencia.

No podemos olvidar que la información sobre la ubicación de los campamentos guerrilleros ya había sido comunicada por Colombia a Venezuela en numerosas ocasiones, sin que el gobierno tomará medidas en contra de la guerrilla.

Y no es ninguna sorpresa que el gobierno trate de tapar el sol con un dedo. Chávez está consciente que sus aspiraciones de presentar a las FARC como héroes revolucionarios no tiene vida.

III.

La respuesta de la oposición es otra gran decepción. Es pedir demasiado a los políticos que den voz a las personas que tienen que lidiar con la presencia de la guerrilla a diario? Acaso los ciudadanos de la frontera no cuentan?

Me molesta que la Mesa de la Unidad se limiten a un comunicado en el que piden que alguien más venga a comprobar lo que todos saben y no se atrevan a presentarse en los sitios para dar testimonio de lo que pasa. Ya numerosos periodistas se han atrevido a investigar y reportar la presencia de fuerzas irregulares, pero el tema no se ha llevado a la política.

Tener grupos irregulares armados, que se dedican al secuestro y la extorsión no pueden ser tolerados, pero tampoco pueden ser ignorados. Entiendo que las víctimas deban guardar silencio ante la inacción de la GN y el ejército, pero por qué guardan silencio los políticos? Por qué son los crímenes de la guerrilla y de los paramilitares en Venezuela un tema prohibido?

Por allí debería empezar el cuestionamiento al gobierno Venezolano. Por qué dar apoyo desde el gobierno a grupos criminales que victimizan a los venezolanos?

Y es que más allá de que se comprueben las acusaciones de Colombia, la presencia de la guerrilla en nuestro territorio es vox populi en la frontera. Cualquier hijo de vecina sabe de los empleados fantasmas en las empresas de la zona que sirven como fachada para pagarle vacuna a la guerrilla.

Definitivamente el problema de la guerrilla colombiana en territorio venezolano no tiene soluciones sencillas. Pero entre la miope idealización que hace el gobierno venezolano de estos grupos, y la cómoda posición de la oposición de ignorar el tema por completo, se está haciendo un flaco servicio a los ciudadanos venezolanos de la frontera, que siguen indefensos ante esta amenaza real y presente.