miércoles, 10 de abril de 2013

Votar por Maduro

Todo gobierno tiene detractores y seguidores. El gobierno de Chávez no es la excepción. En ese sentido, la política no es muy distinta a cualquier deporte. Algunos siguen al Caracas, otros al Magallanes, otros tantos a La Guaira. Sin embargo, las decisiones en política no se pueden hacer de la misma manera que se toman cuando se es fanático de un equipo. En política, las pasiones y las tradiciones deben ponerse a un lado y las decisiones deben tomarse con mucho cuidado.

Escoger a un Presidente debería ser un asunto tan serio como escoger a la persona con la que uno va a casarse. Cuando se toma una decisión de ese tipo se deben considerar todos los elementos. Se debe ponderar lo bueno junto con lo malo.

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Para muchos seguidores del chavismo, votar por Maduro es cumplir con la última voluntad de Chávez. Significa respaldar las misiones, como Barrio Adentro, Milagro, Robinson, Sucre, Mercal, así como obras de envergadura como el puente sobre el río Orinoco y el ferrocarril a Valles del Tuy. Votar por Maduro también es respaldar la Gran Misión Vivienda y los demás programas sociales que - según sus palabras - dan una vida digna al pueblo venezolano.

Con gusto votaría por un gobierno que promueva programas para aliviar la pobreza. Podría votar por un gobierno que impulse la masificación de la educación. Podría votar por un gobierno que construya ferrocarriles, líneas de Metro y puentes. Podría votar por la cara bonita de la revolución bolivariana.

Pero no. No lo haré. Porque para tomar una decisión tan importante como elegir a un Presidente hay que ver las dos caras de la moneda. Ver lo bueno y lo malos.

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Votar por Maduro significa apoyar la gestión de las personas responsables de la escasez, la inflación, los apagones y la inseguridad. Problemas que nos toca sufrir a todos. Problemas no son producto de mi imaginación ociosa, ni mucho menos son causados por una iguana o algún otro enemigo imaginario.

Votar por Maduro es dar un espaldarazo a la Lista Tascón y  al Programa Maisanta, mecanismos de discriminación infames que siguen vigentes en Venezuela. Es insólito tener que explicar que TODO tipo de discriminación es mala, sin importar si se trata de discriminación basada en color de piel, clase social, opiniones políticas o creencias religiosas.

Votar por Maduro es darle el visto bueno a gente como Mario Silva, que cuenta con el apoyo del chavismo para insultar, difamar y sembrar el odio, además de aprovecharse del apoyo gubernamental para cometer crímenes como la divulagción de conversaciones privadas obtenidas ilegalmente en un canal del estado.

Votar por Maduro es darle luz verde a grupos armados como La Piedrita o el colectivo Alexis Vive. Es darle carta blanca a matones como Valentín Santana o los amigos de Juan Barreto. Es aceptar que en Venezuela la justicia no importa y que la verdadera ley la imponen los malandros.

Votar por Maduro es apoyar la corrupción y abuso de poder. Es apoyar una Fiscalía General y una Contraloría General que se hacen la vista gorda mientras los amigos del gobierno roban a manos llenas. Algunos ejemplos de está práctica: Plan Bolívar 2000 (Cruz Weffer),  CAAEZ (Antonio Albarrán), ABAN Pearl (Directiva de PDVSA), Pudreval (Directiva de PDVSA).

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Qué las cosas estaban mal en la cuarta? Por supuesto! Pero ahora están igualmente mal o incluso peor. Pero nadie está exigiendo el retorno de los malvados CAP o a Caldera a Miraflores. Esos definitivamente "No Volverán" del más allá. Además, eso del conformismo se me da mal. Yo quiero que las cosas mejoren.

No puedo hacerme la vista gorda ante la corrupción y el abuso de poder de la Nomenklatura chavista. No puedo dejar en manos de gente incompetente y corrupta la alimentación, la salud o la seguridad de mi familia. No puedo dar mi voto a un gobierno que en lugar de resolver los problemas de desabastecimiento, inseguridad e inflación, vive en la permanente búsqueda de enemigos imaginarios y de excusas para su ocultar su incompetencia. No puedo votar por gente que promueve la discriminación de un grupo de ciudadanos.Y no puedo dejar que los malandros sean los que manden.

Como ciudadano, yo quiero soluciones a mis problemas. Quiero paz. Quiero justicia.  Luego de 14 años de gobierno chavista, es claro que ellos no me pueden ofrecer nada de eso. Y la única opción que tengo para salir de este gobierno es Capriles.

Entiendo que mucha gente sienta desconfianza por Capriles. Tampoco es santo de mi devoción. Pero como dice la expresión, no se debe permitir que lo perfecto sea enemigo de lo bueno. Qué Capriles no enamora? Poco importa. Yo no quiero un animador de TV. Quiero un Presidente. Y Capriles tiene 14 años de gestión pública. Además, su equipo de trabajo está integrado por gente competente y preparada, proveniente de todo el espectro político. Por eso votaré por él.

Y si Capriles llega al poder, seré igual de crítico con su gobierno como lo fui con el gobierno de Caldera y lo he sido durante los últimos 14 años. Y es que el poder corrompe. Como dijo hace mucho tiempo un gringo muy sabiamente: El precio de la libertad es la eterna vigilancia.

domingo, 10 de marzo de 2013

Bárbula

Soy un hombre de ciencia. Quizás no soy un buen científico, pero creo en la observación y la experiencia como fundamento de la ciencia. Pero debo confesar que últimamente empiezo a tener serias dudas sobre el poder de la observación. Y todo es gracias a las conversaciones con un viejo conocido seguidor (fanático?) del chavismo.

Y es que las diferencias son tan abismales, que tendrían que ser razón suficiente para que internarán a uno de los dos en el Sanatorio de Bárbula. Porque no puedo entender que dos personas en su sano juicio vean la misma situación de forma tan distinta.

Y es que cuando le menciono los problemas crónicos de Venezuela como desabastecimiento, apagones diarios, una elevada inflación anual, una moneda sobrevaluada, criminalidad rampante, una enorme deuda pública, un sector privado diezmado, la dependencia del petróleo y un largo etcétera, él me insiste en que eso no es así. Y remata preguntándome que si acaso no he visto lo que sucede desde el martes en Caracas, como si en el sepelio del presidente Chávez estuvieran todas las explicaciones necesarias.

Allí están las cifras duras y objetivas: 20-30% de inflación anual, una rata de homicidios de 50 por cada 100 mil habitantes (la de EEUU es diez veces menor), un índice de escasez sobre el 20%, una deuda del sector público y de PDVSA que se ha cuadruplicado, las empresas privadas se han reducido a la mitad y más del 95% del PIB es por el petróleo. Pero esos números al parecer no importan al chavista. Más importante es que más de 8 millones de personas votaron por Chávez. Y que cientos de miles de personas han visto o quieren ir a despedir al Presidente. Los otros numeritos no importan. Esos no existen.

Pero mi realidad la domina otra cifra más mundana: mi salario como docente. Y este simplemente no alcanza. Hoy en día gano la cuarta parte de lo que ganaba hace 10 años gracias a la inflación y a la política educativa del gobierno bolivariano. Y aún si ganará lo que merezco, de que sirve esa plata sino se consigue harina pan, azúcar ni papel toilette? Acaso me alcanzará esa plata para pagar vacuna a los malandros para que no me roben ni me maten?


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Pero no. Allí sigue la realidad y los numeritos. La realidad es terca y no se puede tapar con un dedo. La inflación anual sigue siendo de 20-30%. Más de 18mil personas son asesinadas al año. La escasez y los apagones siguen. Y mi sueldo sigue allí, pírrico, diezmado luego de la devaluación.

No tengo problema con las creencias de otras personas. Si la gente quiere rezarle a las cortes malandras, al negro Felipe o a José Gregorio Hernández, no voy a ser yo quien se los impida. Tampoco voy a impedirles que creen un culto en torno a Hugo Chávez o lo llamen el "Cristo de los Pobres". Pero si creo que como ciudadano venezolano tengo el derecho de preguntarles si este culto personalista que hace las veces de estado es lo mejor para el país.


Acaso el número de fervientes seguidores del Presidente Chávez visto en los últimos días va a resolver nuestos problemas básicos? Acaso el fallecido presidente va a venir del más allá a impedir que nos asalten en Caracas? Va acaso a decretar aumento de sueldos a los profesores y maestros que ganamos una miseria? Va a hacernos el milagro de reducir la inflación a un digito? Porque, caramba, de ser así, entonces ahora mismo empiezo a rezarle!

viernes, 8 de marzo de 2013

Reconciliación?

Como opositor, me niego a olvidar el triste destino de Franklin Brito, muerto durante una huelga ante la mirada impasiva de un gobierno indiferente y cruel. Tampoco puedo olvidar como la comisión de la verdad para los eventos del 11-A, fue sustituida por una charada de juicio donde se torció la justicia para hacer quedar bien al gobierno y condenar a personas inocentes.

Tampoco puedo ignorar la crueldad y saña con que han sido tratados los comisarios Ivan Simonovis, Lázaro Forero y la Jueza María L. Afiuni, a quienes se les ha negado la atención médica requerida por su grave estado de salud.

Mucho menos puedo olvidar el tiempo en prisión al que han sido sometidos de manera injusta el General Francisco Usón, la Jueza María L. Afiuni o el líder sindical Rúben González, ni el exilio al que han sido forzados por la persecución judicial periodistas, políticos y dirigentes sindicales y gremiales.

No puedo olvidar la divulgación de conversaciones telefónicas privadas de dirigentes opositores y sus familiares en el canal del estado, en clara violación del derecho a la privacidad y abusando del poder del estado.

Tampoco puedo ignorar la hipocresía de conmemorar el 27-F como fecha popular mientras que durante estos 14 años el régimen no ha ofrecido justicia a las víctimas y desaparecidos de ese trágico evento.

Son muchas las cosas que no puedo olvidar. Y aún así, debo decirlo: es necesario un proceso de reconciliación nacional.

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Problemas crónicos como desabastecimiento, apagones, una elevada inflación anual, una moneda sobrevaluada, infraestructura en terapia intensiva, criminalidad rampante, corrupción desbordada, una enorme deuda pública, un sector privado diezmado, una fuerte dependencia del petróleo y un culto personalista que hace las veces de estado. A eso podemos agregar, subsidios insostenibles, falta de transparencia del estado, la existencia de grupos paramilitares y guerrilla, la influencia del narcotráfico en el poder judicial y las FAN, un sistema judicial y penitenciario en colapso, una nómina burocrática sobredimensionada, cuerpos policiales mal preparados y con personal insuficiente, personal médico y docente subpagado, hospitales, escuela y universidades en un estado ruinoso. Es posible resolver ese desastre con un país dividido en tres facciones? Yo no lo creo....

Entiendo que esto puede sonar como una herejía para un opositor duro. Lo entiendo porque a mi mismo me cuesta digerir la idea. Yo, que conozco de cerca a una víctima del chavismo, una persona que estuvo cinco años en prisión mientras los verdaderos responsables - la familia presidencial y gente de su entorno - fueron absueltos por el presidente Chávez. Yo, que tuve que ver de cerca la angustia y el sufrimiento causados a su esposa e hijos. Yo , que conozco personalmente la historia de este hombre inocente en prisión, lejos de su familia, sometido a los caprichos de los tribunales revolucionarios, sin tener la certeza de si la verdadera justicia llegaría algún día.

Esas cosa no las puedo olvidar. Me niego a olvidarlas. No obstante, entiendo que las circunstancias del país requieren el esfuerzo en conjunto de TODOS. Es necesario que nos pongamos de acuerdo para resolver los problemas que tenemos que enfrentar.

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La España del post-franquismo tuvo que posponer la búsqueda de justicia por 30 largos años para poder consolidar la transición hacia la democracia luego de la muerte de Franco. Apenas en 2007 se aprobó la Ley de Memoria Histórica, que busca esclarecer los crímenes cometidos durante el franquismo. Alemania Federal y Alemania Oriental de la post-guerra se vieron forzados a emplear a criminales de guerra nazi para poder reconstruirse. Lo mismo ocurrió en la Japón devastada por la II Guerra Mundial, en la que un criminal de guerra se convirtió en primer ministro. Y en Venezuela también existen antecedentes. La pacificación de la guerrilla en la década de los sesenta es un ejemplo.

Creo que la crisis nacional exige que enterremos el hacha y nos sentemos a buscar una forma de salir de este atolladero en que estamos. Significa eso que tenemos que hacernos la vista gorda ante muchas de las atrocidades que mencione antes? Si. Al menos por un rato. Probablemente para siempre. En esos procesos duros de transición en Alemania, España y Japón fueron contados los casos en que los asesinos pagaron por sus crímenes. Y eso incluso en la post-guerra, cuando ya los fascistas habían sido derrotados duramente y tenían poco con que negociar. Puede pasar eso en Venezuela si se promueve la reconciliación? Es probable, pero acaso no permanecerían impunes estos crímenes de todas formas bajo la situación actual?

Entiendo que hay mucha mala sangre de ambas partes, y que nuestro clamor no es de reconciliación sino de justicia, pero no estoy pidiendo perdonar y olvidar todo como si nada ha pasado. Sólo pido poner esos odios a un lado mientras logramos capear el temporal.

La tarea no será nada fácil. Con el chavismo en control del aparato del estado y transmitiendo constantemente un mensaje de odio y división, será complicado hacer entender a sectores fanatizados lo grave de la situación. Pero no queda otra alternativa que hacer el trabajo político y advertr que vamos en rumbo de colisión y el desastre que nos espera adelante será la ruina de todos, sean estos chavistas u opositores.

No nos reconciliamos por amor fraternal a un oponente que nos insulta y nos desprecia. La reconciliación no es una pendejada hippie de querer ser amigos de los malandros de La Piedrita o de  ratas como Juan Barreto y Jorge Rodríguez. La reconciliación es una necesidad política. O nos reconciliamos o seguiremos nuestro descenso hasta el fondo del abismo.

Nuestra Pandora

"Esperanza - Pandora trajo la caja de los males y la abrió. Fue el regalo de los dioses a los hombres, un regalo hermoso, atractivo, llamado 'la caja de la buena fortuna'. Entonces todos los males, esas criaturas aladas, volaron fuera de esta. Desde entonces, acechan y hacen daño al hombre día y noche. Uno solo de los espectros no había escapado de la caja [la esperanza]." [1].

Nuestra Pandora, que al igual que la figura mitológica era una figura irresistible,  ha desatado sobre nosotros terribles espectros: escasez de alimentos, apagones diarios, una elevada inflación, una moneda sobrevaluada, infraestructura en mal estado, criminalidad rampante, una corrupción desbordada, una enorme deuda pública, un sector privado diezmado, una fuerte dependencia del petróleo y un culto personalista que hace las veces de estado.

Pero, al igual que el personaje del mito, nuestra Pandora nos ha entregado un regalo insólito: la esperanza. Al menos eso es lo que sienten muchos de sus fervientes seguidores. Podemos preguntarnos, cómo se puede pensar en esperanza en medio de un panorama tan desolador? Supongo que así es la esperanza: el ser humano se agarra a ella como una brasa ardiente mientras tolera sus penurias, simplemente porque la alternativa es la nada. En ese sentido, las reflexiones de Nietzsche sobre la caja de Pandora son de una claridad fulminante:

"Tal como Zeus había deseado, Pandora cerró la caja y la esperanza quedó dentro de esta. Ahora el hombre tiene la caja de la buena fortuna en su casa para siempre, y piensa que tiene en ella el tesoro más valioso del mundo. Está a su disposición y recurre a ella cuando lo desea. Pero lo que el hombre ignora es que la caja de Pandora contenía los males, y por tanto piensa que este mal, la esperanza, es el más grande de los bienes mundanos. Pues Zeus no quería que el hombre tirará su vida por la borda, sin importar lo mucho que los otros males pudiesen atormentarle, sino más bien que siguiera dejándose atormentar. A tal efecto, le da la esperanza al hombre. En verdad, es el peor de los males, porque prolonga el tormento del hombre." [1]

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Las misiones, que alimentan la esperanza de muchos venezolanos, se sustentan en la bonanza petrolera y el endeudamiento público. Y lamentablemente, tal como ya ocurrió al final de la década de los 80, esa fuente de financiamiento se está agotando. Son necesarios ajustes para poder cubrir estos programas. El gobierno ya dió el primer paso en esa dirección al devaluar la moneda. El resto de las medidas de austeridad sólo han sido postergadas por cálculos electorales.

Y cuando esas medidas de austeridad significarán la destrucción de los avances sociales. Porque el objetivo de las misiones no ha sido la erradicar la pobreza sino aliviarla. Un espejismo sustentado con petrodolares y yuanes. 
Es aterrador pensar en lo cruel que puede resultar la esperanza sin fundamentos.


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El mito no dice nada sobre el destino de Pandora. Fue castigada por su curiosidad? Fue víctima de las calamidades que desató? En nuestro caso, Pandora nunca perdió su condición divina y la muerte la salvó de las consecuencias de sus acciones. No obstante, al igual que con la figura mitólogica esto poco importa. Lo importante es que todos como personas sufiriremos las consecuencias.

Es hora de dejar a Pandora descender a su sepulcro y aprender a lidiar con los demonios desatados por su curiosida y su ambigua compañera, la esperanza.




[1]  http://www.gutenberg.org/files/38145/38145-h/38145-h.htm

miércoles, 13 de febrero de 2013

Subsidiando el capitalismo mundial



"Tuvimos importaciones por casi 57 mil millones de dólares [...] ¿Por qué tenemos que importar arroz, maíz?" - Jorge Giordani, Ministro de Finanzas [1]

En Venezuela, como temía Facundo Cabral, ha ocurrido lo peor: los pendejos han elegido a un presidente. Y como no podía ser de otra manera, eligieron a un pendejo, quien a su vez ha pedido ayuda a un grupo pendejos para asistirlo. Pero entre todos estos hay uno brilla como ningún otro: el Ministro de Finanzas Jorge Giordani.

Como diría el refrán, lo que natura no da, Salamanca no presta. Y sin lugar a dudas los estudios doctorales no le dieron al Ministro Giordani las luces que le habrían permitido conocer la respuesta a esas preguntas necias que daba en la funesta rueda de prensa en la que anunciaba el "Viernes Rojo".

Venezuela exporta 21% menos e importa el doble de productos que en 1998 y sólo una variable ha hecho que nuestro PIB haya crecido y es el precio del petróleo [2]. ¿Por qué ha pasado esto en la Venezuela Revolucionaria? Porque no puede haber desarrollo "endógeno" o de ningún otro tipo con un gobierno que subsidía a los importadores y al capitalismo mundial, mientras sataniza y destruye a la empresa y la industria nacional.

Y es que el dólar CADIVI a Bs. 4,30 - ó a 6,30 - no es más que un subsidio que beneficia principalmente a las empresas privadas de otros países y a los importadores enchufados a CADIVI.

El precio real del dólar - que según algunas fuentes llega a ser el triple del dólar CADIVI [3] - indica que todo producto importado a dólar CADIVI recibe un subsidio de 66% . Mientras tanto, los productores nacionales son obligados a vender a precios que no han cambiado desde 2011, en tanto que el costo de sus operaciones (sueldos, materia prima, transporte, etc.) han aumentado en 25% durante ese periodo [5].

Es decir, mientras el gobierno ayuda a los empresarios privados de otros países e importadores subsidiando 66% de sus costos, el gobierno chavista le quita del bolsillo 25% de sus ganancias a los empresarios venezolanos. Y eso cuando no le quita todo al empresario nacional cuando decide expropiar sus industrias.

¿Así se construye la independencia económica nacional? ¿Dándole miles de millones de dólares a empresarios de otros países? ¿Quién va a invertir en una empresa en esas condiciones, o cuando existe el riesgo permanente de que el gobierno te la arrebate cuando le provoque? 

¿Por qué no eliminar por completo CADIVI y usar ese dinero para subsidiar la creación de empresas nacionales y puestos de trabajos para los venezolanos? ¿Acaso con la pequeña fortuna que se perdió en Pudreval o lo que se ha gastado en traer lavadoras y motos chinas "baratas" no se habrían podido financiar al sector privado y crear miles de empleos en el país?

Pero al final, la culpa no es del loco sino de quien le da el garrote. La culpa no es de Maduro, de Cabello o de Giordani. La devaluación es consecuencia de las políticas antivenezolanas del gobierno del Presidente Chávez. Los responsables son los 8 millones y medio de electores - los pendejos de los que hablaba Cabral - que decidieron darle el poder a un charlatán y su corte de pendejos y oportunistas.



[ 1] http://www.eluniversal.com/economia/130209/el-gobierno-devalua-el-bolivar-y-endurece-el-control-de-cambio
[2] http://algodeeconomia.blogspot.de/2009/08/venezuela-ha-duplicado-sus.html
[3] http://www.lechugaverde.com/
[4] http://eltiempo.com.ve/venezuela/economia/gobierno-elevo-276-la-leche-en-polvo-y-37-el-aceite-de-maiz/33719
[5] http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp
[6] http://globovision.com/articulo/toman-portones-de-cvg-refractarios-de-puerto-ordaz-para-denunciar-paralizacion-de-la-fabrica