viernes, 8 de marzo de 2013

Nuestra Pandora

"Esperanza - Pandora trajo la caja de los males y la abrió. Fue el regalo de los dioses a los hombres, un regalo hermoso, atractivo, llamado 'la caja de la buena fortuna'. Entonces todos los males, esas criaturas aladas, volaron fuera de esta. Desde entonces, acechan y hacen daño al hombre día y noche. Uno solo de los espectros no había escapado de la caja [la esperanza]." [1].

Nuestra Pandora, que al igual que la figura mitológica era una figura irresistible,  ha desatado sobre nosotros terribles espectros: escasez de alimentos, apagones diarios, una elevada inflación, una moneda sobrevaluada, infraestructura en mal estado, criminalidad rampante, una corrupción desbordada, una enorme deuda pública, un sector privado diezmado, una fuerte dependencia del petróleo y un culto personalista que hace las veces de estado.

Pero, al igual que el personaje del mito, nuestra Pandora nos ha entregado un regalo insólito: la esperanza. Al menos eso es lo que sienten muchos de sus fervientes seguidores. Podemos preguntarnos, cómo se puede pensar en esperanza en medio de un panorama tan desolador? Supongo que así es la esperanza: el ser humano se agarra a ella como una brasa ardiente mientras tolera sus penurias, simplemente porque la alternativa es la nada. En ese sentido, las reflexiones de Nietzsche sobre la caja de Pandora son de una claridad fulminante:

"Tal como Zeus había deseado, Pandora cerró la caja y la esperanza quedó dentro de esta. Ahora el hombre tiene la caja de la buena fortuna en su casa para siempre, y piensa que tiene en ella el tesoro más valioso del mundo. Está a su disposición y recurre a ella cuando lo desea. Pero lo que el hombre ignora es que la caja de Pandora contenía los males, y por tanto piensa que este mal, la esperanza, es el más grande de los bienes mundanos. Pues Zeus no quería que el hombre tirará su vida por la borda, sin importar lo mucho que los otros males pudiesen atormentarle, sino más bien que siguiera dejándose atormentar. A tal efecto, le da la esperanza al hombre. En verdad, es el peor de los males, porque prolonga el tormento del hombre." [1]

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Las misiones, que alimentan la esperanza de muchos venezolanos, se sustentan en la bonanza petrolera y el endeudamiento público. Y lamentablemente, tal como ya ocurrió al final de la década de los 80, esa fuente de financiamiento se está agotando. Son necesarios ajustes para poder cubrir estos programas. El gobierno ya dió el primer paso en esa dirección al devaluar la moneda. El resto de las medidas de austeridad sólo han sido postergadas por cálculos electorales.

Y cuando esas medidas de austeridad significarán la destrucción de los avances sociales. Porque el objetivo de las misiones no ha sido la erradicar la pobreza sino aliviarla. Un espejismo sustentado con petrodolares y yuanes. 
Es aterrador pensar en lo cruel que puede resultar la esperanza sin fundamentos.


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El mito no dice nada sobre el destino de Pandora. Fue castigada por su curiosidad? Fue víctima de las calamidades que desató? En nuestro caso, Pandora nunca perdió su condición divina y la muerte la salvó de las consecuencias de sus acciones. No obstante, al igual que con la figura mitólogica esto poco importa. Lo importante es que todos como personas sufiriremos las consecuencias.

Es hora de dejar a Pandora descender a su sepulcro y aprender a lidiar con los demonios desatados por su curiosida y su ambigua compañera, la esperanza.




[1]  http://www.gutenberg.org/files/38145/38145-h/38145-h.htm

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