lunes, 25 de julio de 2011

simplismo

A la gente le gustan las cosas simples. Nada de explicaciones complicadas cuando una más fácil esta a la mano, no importa que la explicación sencilla no tenga ningún asidero en la realidad. Estamos programados de esa manera y nos cuesta mucho salir de esa trampa.

Lamentablemente en la política, como reflejo del complejo sistema que es cualquier sociedad, no hay nunca explicaciones ni respuestas simples. Pero eso no va a impedir que la gente asuma explicaciones simplistas a problemas complejos. Mucho menos aún va a curarnos de nuestra obsesión con las soluciones simplistas.

En nuestra cabeza toda la historia - nacional o del mundo - se resume a tres o cuatro grandes figuras que cambiaron el rumbo de la misma. Se habla de Napoleón, Hitler o Bolívar, por nombrar a los primeros que vienen a mi mente, pero las circunstancias sociales o históricas que permitieron su ascenso sólo se mencionan en el salón de clase o en la academia.

Este fenómeno no es una enfermedad mortal en sí. El problema auténtico es la otra cara de la moneda: la espera del mesías. Cuando los problemas parecen poner de rodillas a la sociedad, parece que la misma retrocede a su más tierna infancia y busca desesperadamente a un líder, a un caudillo, a un salvador. No importa si es un líder competente o al menos honesto. Es más importante que hable como le gusta a la gente y ofrezca una explicación simplista de la causa de los problemas. Para que quiere la gente a un líder sensato que resuelva sus problemas si se puede tener a un charlatán que nos diga lo que queremos oir?

Una auténtica lástima que en el caso de Venezuela siga este camino, uno que ya muchos otros países han recorrido y que los ha llevado al desastre e incluso al borde de la aniquilación.

martes, 12 de julio de 2011

Chávez no es indispensable

Todos hacen anuncios apocalíticos ante una potencial ausencia de Chávez. Se dice que la ausencia de Chávez desatará una lucha de poder entre las diversas facciones del chavismo, y que incluso en la oposición se desataría una lucha semejante, siendo la única diferencia que la lucha interna del chavismo podría derivar en un conflicto armado que causaría muchos daños.

Todo esto, combinado con la debilidad de nuestras instituciones llevará a nuestra precaria democracia a un estado tal que los militares tendrán que intervenir y todo derivará en una dictadura.

Honestamente, no creo que la sangre llegué al río. Aún cuando Chávez desaparezca, son pocos los venezolanos que han demostrado estar dispuestos a jugarse el pellejo. Cuantas de las grandes figuras del gobierno salieron a dar la cara el 11 de abril de 2002? Lo más probable es que quien gane el favor del ejército en un caso extremo sea el grupo que ofrezca la mayor credibilidad. Eso es lo que ha pasado anteriormente en Venezuela. Así ocurrió en 2002, en 1992, en 1958, etc...

El escenario de una dictadura militar o de un conflicto general, tal como anuncian algunos fatalistas es poco probable. No obstante, si es importante que la oposición se prepare para tener una mano ganadora en semejante caso. Cómo? Simplemente demostrando que de verdad están preparados para asumir las riendas del gobierno. Si se logra ganar el apoyo popular para un gobierno de oposición, poco importa que alguien le esté calentando la oreja al ejército, porque los militares no tendrán más alternativa que aceptar los deseos del pueblo.

Si hay algo que ha quedado claro, es que nuestro ejército no saldrá a matar ciudadanos para soportar una dictadura militar. De ser eso cierto, hace rato que ya estaría instalada en nuestro país una dictadura.

En todo caso, en caso de que Chávez salga del escenario, no le quedará a los que queden otra alternativa que entenderse. Así funciona la política sans Caudillo. Ese mito de que Chávez es indispensable para la estabilidad del país y que algunos opositores se tragan fácilmente no es más que parte de la propaganda de un caudillo que trata de mantenerse en el poder.

Cómo diría el refrán: el que se fue no hace falta, hace falta el que vendrá.

sábado, 9 de julio de 2011

Un país de haraganes, pícaros, ineptos, violentos e inmorales

"Es así como nos han persuadido de que no hay peor país que Venezuela, que somos haraganes, pícaros, ineptos, violentos e inmorales”.

Esas fueron palabras de Roberto Hernández Montoya, presidente del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) y orador de orden de la Sesión Solemne efectuada en la Asamblea Nacional (AN) para celebrar los 200 años de la Independencia de Venezuela.

Hay algo de cierto en estas palabras? Acaso los venezolanos nos sentimos como seres inferiores?

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Mucho se ha hablado del problema de la identidad nacional. Algunas personas, con el típico humor venezolano, hablan de un país de peloteros, misses y petróleo. Otros, víctimas de delirios épicos y militaristas, siguen obsesionados con batallas y hazañas que se remontan a hace más de siglo y medio. Peor aún, tratan de ganar favores con escapulario ajeno, como si ellos mismos fueran los descendientes directos o herederos exclusivos de los héroes de la independencia.

En lo personal no siento que seamos una nación de "haraganes, pícaros, ineptos, violentos e inmorales". En todo caso, en cualquier país se pueden encontrar personajes propios de una crónica policial poblando las cárceles alrededor del mundo. Venezuela no es la excepción.

No obstante, si creo que, por esos giros crueles del destino, en nuestro país esa casta de "haraganes, pícaros, ineptos, violentos e inmorales" no se encuentran sólo en las cárceles, como correspondería en cualquier país decente, sino ocupando cargos de gobierno.

En Venezuela existe gente decente y digna de admiración, no me queda la menor duda de ello. He tenido la oportunidad de conocer y aprender de muchas mujeres y hombres ejemplares, nacidos y educados en Venezuela, por lo que puedo dar fé de su existencia. Y no son una minoría o una rareza estadística. De lo contrario, Venezuela no existiría hoy en día. Que lamentablemente estas no sean las personas que rigen los destinos de nuestra nación es otro tema.

Esa crisis moral que permite a ciudadanos de dudosa moral ascender al poder es la verdadera crisis que se debe superar, no una crisis imaginaria de autoestima e identidad presuntamente impuesta por factores externos. Parafraseando a San Agustín: Un gobierno sin ley no es más que una banda de ladrones.

miércoles, 6 de julio de 2011

paciente en estado crítico

Ya el presidente Chávez volvió a Venezuela, poniendo con ello fin a la discusión sobre si existe o no vacío de poder. Eso es un alivio para aquellos que vemos con desconfianza la estrecha relación del gobierno con la dictadura cubana.

Creo que también es hora de poner punto final a la discusión - o más bien especulación - sobre la salud de Chávez. Venezuela no es una monarquía en la que una potencial disputa sucesoral puede llevar a una guerra civil. Todavía somos una democracia, y dentro de pocos meses realizará elecciones para elegir un presidente.

Si Chávez tiene cáncer terminal, o si su enfermedad es todavía tratable, es sólo de interés para el presidente, su familia y personas cercanas. Quizás pueda ser de interés para algunas personas que se aprovechan de su cercanía para usufructar del gobierno, pero no debe dominar la agenda política nacional.

Más importante, sin lugar a dudas, es la salud de nuestro país. Corrupción, ineficiencia y populismo han hecho metástasis, invadiendo nuestras instituciones, industrias productivas e incluso nuestras vidas privadas.

Más que preocuparnos por algo de lo que no tenemos control - como es la salud del presidente - deberíamos pensar en cual debe ser el tratamiento contra el cáncer que carcome nuestro país.

martes, 5 de julio de 2011

5 de Julio

Hoy, 5 de julio de 2011, celebra Venezuela el Bicentenario de la firma del Acta de Independencia. Pero, qué significado tiene esto en nuestras circunstancias actuales? Hay algo acaso que celebrar?

El país, tal como sucedió hace 200 años se encuentra dividido. En aquel momento el país se dividía entre unos que aspiraban a la independencia y otros que deseaban permanecer fieles a la corona. Hoy en día la figura divisiva no es una monarquía ultramar, sino un caudillo local que pretende imponer su voluntad a millones de venezolanos a los que él califica de apátridas y de miserables.

Pero incluso más allá del conflicto político común dentro de toda nación, la república se encuentra en pésima forma a sus 200 años. El sistema eléctrico sobrevive de forma precaria, mientras que los sistemas penitenciario, médico y educativo se encuentran sumergidos en severas crisis, por mencionar algunos de los que ocupan los titulares hoy en día. Igual podría mencionarse la crisis económica (estanflación en medio de un boom petrolero), de la inseguridad, del desempleo o de la pobreza, realidades pobremente ocultadas por las estadísticas y la propaganda oficialistas.

Qué celebramos entonces? Celebramos los apagones? Celebramos la muerte de más de diez mil ciudadanos que mueren al año a manos del hampa? Celebramos los cuatrocientos muertos por año en las cárceles? Sin lugar a dudas, las obras del autoproclamado sucesor de Bolívar son una verguenza si se le compara con gobiernos previos, ya no hablemos de la obra de El Libertador.

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Sin lugar a dudas, se debe celebrar el sacrificio de aquellos que nos precedieron y nos permitieron ser una nación libre e independiente, pero al mismo tiempo no debemos olvidar que eso no es más que parte del pasado. Hoy no son necesarios ejércitos libertadores, y haríamos un flaco servicio a nuestra nación si nos empeñamos en revivir el pasado mientras nos olvidamos de nuestro presente y futuro.

Es necesario que el gobierno deje la diátriba militarista. El gobierno debe dejar atrás su paranoia y abandonar su doctrina militarista y abrazar el espíritu cívico de este Bicentenario. Como diría Bolívar luego de la caída de la Segunda República dijo: "El sistema militar es el de la fuerza, pero la fuerza no es gobierno".

Creo que el gobierno debe comprender que el propósito de la república es servir a los ciudadanos y no imponer una revolución, o lanzar proclamas vacías que se lleva el viento. El poder del estado se debe ejercer para servir a TODOS y cada uno de los ciudadanos, no para oprimirles, perseguirles u ofenderles.

viernes, 1 de julio de 2011

Y que si Chávez muere?

Si Chávez muere o queda incapacitado para seguir actuando como presidente, cambia eso en algo nuestra situación o nuestros problemas? Probablemente no. Chávez, ya lo he mencionado antes, no es más que el síntoma de algo más severo que sufre nuestra nación. Ese problema no parece ser otro que la adicción al petróleo.

Durante décadas, la bonanza petrolera permitió a Venezuela vivir un estilo de vida que estaba mucho más allá de nuestras posibilidades. Nos llevó a creernos un país rico en el que nadie debía trabajar ni pagar impuestos, un país en el que papá estado nos daría todo lo que necesitaramos sin esforzarnos porque teníamos petrodólares en abundancia, riqueza por la que no tendríamos que partirnos el lomo trabajando.

Cuando la realidad nos alcanzó a finales de los ochenta y principio de los noventa, y algunos dirigentes nos trataron de poner los pies sobre la tierra, nosotros decidimos ignorarlos y aventurarnos con el primer charlatán que nos prometió que la fiesta seguiría, que aseguraba que él se encargaría de seguir repartiendo el botín petrolero. Y para desgracia nuestra los precios del petróleo ascendieron durante el mandato del charlatán y nos permitió seguir con la fiesta.

El asunto es que ya el charlatán se gastó los reales y nos toca otra vez poner los pies sobre la tierra. Como lo evidencian las crisis de infraestructura, industrial y económica, no podemos seguir viviendo de esta manera. La pregunta es si estaremos dispuestos a aceptar la dura verdad o si correremos - cual muchacha casquivana - con el próximo que trate de endulzarnos la oreja.

Con o sin Chávez, nos toca ponernos los pantalones largos y asumir nuestra responsabilidad. Es hora de entender que la auténtica clave del progreso es el trabajo. Mientras no entendamos eso, poco importará quien tenga las riendas del poder, o si Chávez vive o muere.