miércoles, 18 de mayo de 2011

El Paquetazo durante CAP II

ProDavinci ha publicado una entrevista muy interesante con Moisés Naím [1], miembro del gabinete económico del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.

La entrevista nos permite dar un vistazo detrás de bastidores a la situación dentro del gobierno en esa época desde la perspectiva de Naím, uno de los responsables del famoso paquete económico que marcara un quiebre brusco dentro de nuestra política.

L
a historia de Naím tiene un poco de profecía autocumplida. En primer lugar, él proclama en un libro de su autoria (El caso Venezuela: una ilusión de armonía) que nuestra sociedad vive una ilusión de armonía que no puede durar; luego él viene con un martillo y destruye todo, haciendo su profecía realidad.

No estoy diciendo que
El Gran Viraje no era una necesidad. La liberalización económica (Shock Therapy) era una política ya probado y con éxito económico (que funcionó en Alemania de la post-guerra y más tarde en Polonia post-comunista). Sin embargo, también es cierto que la terapia de choque era una apuesta arriesgada en un país socialmente fragmentado como el que Naim describía en su libro.

Por otro lado, también es cierto que El Paquetazo incluía algunos programas de apoyo social para las familias de menores ingresos.

Mi padre en ese entonces trabajaba en una escuela municipal en Caracas, y yo recuerdo algunas de ellas: el vaso de leche escolar, uniformes y útiles escolares, hogares de cuidado diario, por nombrar algunos que vienen a mi mente.

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Se pudo vender la reforma económica como una política justa que venganza contra los peces gordos de la economía y grupos de intereses parasitarios que vivían del estado?

Para AD, eso h
abría sido el equivalente de tirar piedras contra su propia casa, porque esos peces gordos eran quienes daban apoyo financiero a los partidos! Tampoco se puede olvidar que, hasta entonces, AD era un partido multiclases, es decir, trabajadores, profesionales y hombres de negocios eran parte de la base del partido. Esa fue una parte del encanto de AD. Recurrir a un
discurso sobre lucha de clases habría sido contrario al espíritu del partido y nuestra democracia. Un partido de izquierda podría hacer eso, pero un partido social-demócrata? Incluso un personaje populista como CAP fue lo suficientemente sensato para no tomar esa dirección.

Es posible argumentar que una política económica liberal como El Paquetazo iba también contra el espíritu de un partido social-demócrata como AD, pero acaso los otros partidos social-demócratas de todo el mundo no han ido en esa dirección desde entonces? Y han pagado las consecuencias, por supuesto ... Parece que los socialdemócratas se quedan sin el chivo y sin el mecate: no pueden tener un discurso social mientras tratan de balancear los compromisos económicos que involucra ser gobierno.


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También hay otro aspecto en el que no se piensa demasiado: eventos como El Caracazo son simplemente imposibles de predecir. En 1989 nuestra democracia se veía como un sistema maduro y nadie podía imaginar que algo así como El Caracazo podría suceder. También era impensable imaginar que un grupo radical de izquierda estuviera conspirando en nuestra guarniciones, así como era inimaginable ver a medios, empresarios, intelectuales y aspirantes atacar en cayapa a nuestro sistema democrático hasta darle muerte.

¿Es posible pensar que Naim o CAP habrían hecho todo lo que hicieron, si hubieran sabido que El Caracazo o la desaparición de nuestra democracia era una posibilidad? Como se dice, una vez que las cosas pasan, es fácil ver en que nos equivocamos. El futuro, por otra parte, es inescrutable.

Lo que
dice Naím es, por desgracia, la verdad. Todos estamos conscientes de eso. Se puede edulcorar la situación tanto como se quiera, pero eso no cambia el hecho de que las refomas económicas son todavía necesarias y extremadamente impopulares.

Es fácil sentirse escéptico ante esta situación, pero la manera en que yo lo veo, es una oportunidad para aprender de los errores del pasado y usar ese conocimiento en el futuro. Es hora de que las nuevas generaciones triunfemos donde las anteriores fracasaron. No obstante, hay una pregunta por responder: ¿Cuál es el camino correcto para introducir todas estas reformas urgentes y evitar los desastres que se anuncian a la vuelta de la esquina?



[1] http://prodavinci.com/2011/05/14/entrevista-a-moises-naim-de-la-rebelion-de-los-naufragos-por-mirtha-rivero/


sábado, 14 de mayo de 2011

el Taita-Estado

Cuál es el papel que debe tener el Estado en nuestro presente y en el futuro de Venezuela?

Es
obvio que la visión
totalitaria chavista del Estado es excesiva, pero fuera de esa posición radical, todavía existe todo un espectro de pensamiento político. ¿Deseamos un Estado libertario, uno liberal, uno de bienestar (welfare)? ¿Debe el estado un benefactor social, uno que se ocupa del ciudadano desde el vientre hasta la tumba?

¿Cuál es la posición de los actores políticos sobre el papel del Estado en Venezuela? ¿No debería ser el estado algo más que la máquina que distribuye petrodólares que es hoy en día? ¿No deberíamos revisar eso? No deberíamos buscar alternativas?

Rescato de un artículo de opinión algo que me pareció interesante: "... el Estado es la encarnación institucional de nuestra unidad y solidaridad como pueblo ... pero también es una institución expresiva que afirma y encarna los ideales de igualdad y respeto mutuo mediante la entrega de bienes que deriva del mandato de la voluntad colectiva" [1].

¿No deberían nuestros políticos y nuestros intelectuales discutir temas como este? Todos estamos de acuerdo que parte de nuestro fracaso como nación se deriva de esa visión compartida que tenemos del Estado paternalista que debe darnos todo lo que queremos, es decir, el Estado como encarnación - o sustitución - del caudillo, el Taita-Estado.

¿No es eso parte del problema que debe estar tratando de resolver? No deberíamos definir un nuevo tipo de Estado que sustituya a este Taita-Estado?

[1] http://www.economist.com/blogs/democracyinamerica/2011/04/sacred_and_profane

miércoles, 11 de mayo de 2011

el éxito no se improvisa

Todos anhelamos un sistema de gobierno perfecto. Creo que eso es algo en lo que todas las personas coincidimos. Las diferencias comienzan cuando tratamos de definir esa perfección de la que hablamos. Aún más, mucho antes de tratar de alcanzar un acuerdo con otros sobre el sistema ideal, muchas veces es difícil decir lo queremos y muchos menos lo que necesitamos del mismo.

Creo que esa necesidad la he planteado anteriormente cuando he hablado del árido paisaje de nuestra política. No hay una visión de como debería funcionar el país. No hay una ruta clara de como salir del escollo actual en que nos encontramos. No creo ser el único venezolano que siente que el problema de nuestro sistema político no se trata solamente de salir de Chávez.

Que Chávez tenga doce años en el poder no sólo es resultado de su talento político, de la asesoría cubana o de sus estrategia maquiavélicas. Su permanencia en el poder es consecuencia de la ausencia de una alternativa política con ideas claras, con una visión de país con la que se identifiquen los electores.

El ascenso y permanencia de Chávez en el poder es una consecuencia de que los partidos políticos no se han ocupado de su tarea desde hace décadas, esto es, desarrollar una visión de país y venderla al elector.

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Recuerdo hace un par de años oir a Yon Goicoechea mencionar el congreso ideológico de Primero Justicia. También recuerdo que el decía que PJ es un partido centro-humanista. Hace poco entré en la página del Partido Verde, un partido de línea ecológica al estilo de lo que se encuentra en Europa. COPEI se reetiquetó hace poco como Partido Popular, siguiendo el ejemplo de la derecha española. Si mal no recuerdo un dirigente de UNT diferenciaba entre democracia social y social-democracia, sea lo que fuere esta diferencia.

La pregunta es: a qué nos lleva toda esta perorata? De qué sirve esto? Entiendo la necesidad de descubrir ideas, de discutirlas y de madurar un proyecto político. Eso es parte del proceso. Pero es que acaso estos partidos que hoy aspiran a la presidencia no son proyectos políticos con al menos una década de existencia? Es que acaso la gente entra en política sin una idea siquiera vaga de a lo que aspira? Pareciera que en Venezuela, las personas que entran a la política lo hacen bajo la enseña de Eudomar Santos: como vaya viniendo vamos viendo. Cero ideas y cuando haga falta, se lanzan algunas frases pegajosas para ver si alguien se las cree. De esa manera lo único que se garantiza es el fracaso.

Para una muestra de como la improvisación nos lleva al fracaso basta ver la obra de (des)gobierno de la última década: colapso en todos y cada uno de los sectores de la administración pública: salud, educación, servicios básicos, transporte público, seguridad. Incluso hasta la industria petrolera ha llegado el fracaso causado por este atajo de idiocratas improvisados.

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El éxito no se improvisa. Los partidos políticos deben entender esa máxima. No basta con buscar una cara bonita y hacer que diga un par de cosas que agraden a los electores. Hace falta tener claro de donde venimos, donde estamos y, aún más importante, hacia donde debemos ir.

Si los partidos políticos hubiesen hecho su tarea, ya muchas de esas propuestas de hacia donde debemos ir estarían listas. Al parecer no es el caso. No obstante, no es demasiado tarde para corregir esta falla.

Mucho del análisis requerido en sectores críticos de la administración pública ya se ha adelantado A la sombra, en muchos sectores de nuestra sociedad, y sin que ningún político haya prestado atención hasta ahora, existen propuestas concretas sobre como reformar nuestros sistemas educativos, de salud, penitenciario y de seguridad. Lo mismo ocurre con los servicios básicos, vialidad y transporte.

Diversos estudios y trabajos publicados por El Nacional, la Universidad Católica Andrés Bello, CEDICE y otras organizaciones ofrecen múltiples alternativas y visiones sobre como abordar muchos de los problemas de nuestro país. Sólo hace falta gente dispuesta a oir y a hacerse eco de esas propuestas, para que integradas como un proyecto político sean una alternativa real a la improvisación que nos lleva al abismo.

Es hora de que los partidos asuman su tarea con seriedad y se preparen para llevar las riendas del país como corresponde: dejando atrás la improvisación y empezando a actuar como corresponde a los líderes de una nación.

El éxito no se improvisa.