viernes, 22 de abril de 2011

Garantizar la salud en Venezuela

Paul Krugman en un artículo publicado enThe New York Times [1] ha tocado un tema de gran interés: la siempre difícil relación entre el estado y el sector salud. Si bien el artículo se concentra en el debate que se lleva a cabo sobre las reformas del sistema de salud en EEUU, el artículo presenta un argumento interesante: el paciente no puede ser visto como un consumidor más.

La medicina no es otro artículo de consumo más. Cuando uno está enfermo, no se puede escoger comprar o no comprar un tratamiento médico. En otras palabras, no es una transacción comercial más, como lo verían muchos libertarios.

Uno de los argumentos que Krugman esgrime es el desequilibrio informativo entre médico y paciente. El médico maneja una cantidad de información que el paciente desconoce. Si bien es cierto que el médico puede dar opciones al paciente, sucede como en muchas cosas en la vida: la elección real no es de quien elige, sino de quien presenta las alternativas. Y si bien es cierto que el juramento hipocrático compromete a los médicos a los caminos de la rectitud, también es cierto que siempre hay manzanas podridas y áreas grises en la realidad.

Por ese motivo es que se presta tanta rigurosidad en la práctica médica, que es supervisada de cerca por el aparato estatal. Por ese motivo es que se concibe el sistema de salud pública como medio para eliminar o reducir las tentaciones de los médicos al enriquecimiento fácil y a prácticas poco transparentes. El problema es que, lamentablemente, esta solución trae consigo su propio cúmulo de problemas, siendo el más común de todos, el financiamiento y control de costos del sistema de salud público.

Y ese es justamente el principal argumento de los detractores del sistema de salud público: existe una diferencia significativa entre el deber ser y el es del sistema de salud público, una diferencia que no justifica los elevados costos del mismo. Ese es uno de los tantos argumentos presentados en un artículo en The Economist que crítica la posición de Krugman [2]:

"... el estado es la encarnación institucional de nuestra unidad y solidaridad como pueblo. Una función del gobierno es la distribución de bienestar, sin lugar a dudas. Pero tambiñen es una institución expresiva que afirma y encarna los ideales de igualdad y respeto mutuo al distribuir el bienestar como mandato de la voluntad colectiva. Si los pacientes no son consumidores, entonces que son? Ciudadanos libres e iguales que reciben lo que les corresponde.

Es una imagen hermosa, pero también tiene sus problemas. [...]. Las políticas que expresan publicamente buena voluntad y respeto mutuo - que difunden la idea de que nos preocupamos por el otro - no son normalmente las políticas que logran este objetivo - son las políticas que logran resultados en lugar de preocuparse por demostrar que te preocupan los demás"

A pesar del tono libertario y liberal del artículo, creo que su conclusión es válida y bastante neutra: En la cuestión del papel del estado dentro del sistema de salud, las decisiones no deben ser tomadas basándose exclusivamente en una teología del Estado o del Libre Mercado. No se debe creer que el Estado o el Libre Mercado son la solución a los problemas que se presentan.

Cómo siempre, las decisiones sobre que es lo mejor para el caso venezolano debe basarse en las experiencias acumuladas en nuestro país y en las recomendaciones de las personas que conocen el sistema.

[1] http://www.nytimes.com/2011/04/22/opinion/22krugman.html
[2] http://www.economist.com/blogs/democracyinamerica/2011/04/sacred_and_profane

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